jornada.unam.mx
México tiene enfrente un problemón con su sistema de pensiones, que cada día se acerca más a generar conflictos de índole social, advirtió el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El primer problema es que no otorga pensiones, no cumple con su propósito esencial, indicó David Kaplan, especialista senior del mercado laboral del organismo.
En México, los trabajadores del sector privado que comenzaron a cotizar antes del primero de julio de 1997 tendrán una pensión que será cubierta por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Para tener el beneficio deben cotizar al menos 500 semanas y obtendrán alrededor de 70 por ciento del sueldo promedio de sus últimos cinco años laborados, de acuerdo con datos oficiales.
Para quienes comenzaron a trabajar bajo el actual sistema de Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore) su pensión será el resultado del ahorro logrado durante la vida laboral y, de acuerdo con cálculos oficiales, será de alrededor de 30 por ciento del sueldo promedio de los últimos cinco años, según cáculos también oficiales.
Tal como está diseñado, el problema que yo señalaría es que es un sistema que no otorga pensiones, que no cumple con su propósito, resaltó Kaplan, quien esta semana participó en la presentación del libro El México de 2018: movilidad social para el bienestar, editado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
El objetivo de un sistema de pensiones no es generar un ahorro forzoso que termina con la devolución de esos recursos –más su rendimiento– cuando un trabajador llega a 65 años, expuso.
Eso no es una pensión; el propósito de un sistema de este tipo es entregar pensiones y si México no actúa pronto, el procedimiento, que ya ahora no opera muy bien, va a funcionar peor, planteó.
Para el especialista, existe la necesidad de que en México se pongan en práctica políticas que hagan posible no sólo que los trabajadores reciban sus pensiones, tanto aquellos que están en el modelo contributivo (IMSS) como no contributivo (Afore), sino que se asegure que sean vitalicias, un pago mensual, de eso se trata un sistema de pensiones, no de devolver los recursos, que ese es el destino de la mayoría de jóvenes que comenzaron a cotizar en una cuenta de Afore.
Otro de los aspectos que explora es el del monto a recibir, sobre todo para aquellos trabajadores que comenzaron a cotizar bajo el sistema de las Afore. La mayoría de quienes lleguen a pensionarse, explicó, se van a quedar con el pago mínimo garantizado, que es poco más de un salario mínimo.
La situación debe asustar un poco más: el sistema de pensiones otorga pocas de éstas y ese problema va a empeorar en el tiempo, planteó, durante la presentación del libro del CEEY.
Actualmente, sólo tres de cada 10 adultos mayores tienen una pensión, que acumularon a partir de sus aportaciones al IMSS, antes de que fuera reformada la ley. Ellos tuvieron que acumular 500 semanas de cotización para gozar de este derecho, explicó.
Los trabajadores que comenzaron a cotizar a partir del primero de julio de 1997, bajo la modalidad de las Afore, van a tener que aportar durante mil 250 semanas para tener una pensión, por tanto, la cifra de que hoy tres de cada 10 adultos tienen una pensión contributiva, va a bajar, planteó.
Agregó que hay 2.3 millones de trabajadores domésticos, la mayoría mujeres, que ni siquiera tienen derecho a seguridad social. Existe una modalidad en el IMSS para inscribirse de manera voluntaria, y también los trabajadores independientes, que con la legislación actual no tienen obligación de cotizar a un sistema de pensiones, aunque envejecen y enferman igual que todos.
Recomendó posiciones más fuertes, que además de incorporar el ahorro voluntario previeran cierta obligatoriedad, que la seguridad social sea un derecho igual que para cualquier otro trabajador subordinado”.