En la salida del metro Fray Servando, un grupo de trabajadores del Poder Judicial lanzaba consignas a los granaderos que les cerraban el paso, sin moverse. «¡Queremos salir!», «¡Represión!», «Dictador!», lanzaban los inconformes.
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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Primero llegó el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, en su Jetta blanco, y minutos después arribó Claudia Sheinbaum Pardo en su Chevrolet gris, cuyo paso fue acompañado por gritos de apoyo de los cientos de simpatizantes aglutinados desde temprana hora en las afueras del Palacio de San Lázaro, sede de la toma de posesión de la primera mujer presidenta en la historia de México.
Los militantes de Morena agitaron sus cartulinas de apoyo a la nueva mandataria; aunque no pocas expresaban su amor a López Obrador, con pancartas, muñecas o con ejemplares del libro «¡Gracias!», escrito por el tabasqueño en la recta final de su sexenio.
Con vallas y granaderos, las autoridades habían cerrado las avenidas Congreso de la Unión y Fray Servando Teresa de Mier para facilitar el acceso a las camionetas con vidrios polarizados que transportaban a legisladores, funcionarios, militares, gobernadores y otros invitados especiales que acudieron a la toma de posesión, escoltadas por patrullas.
En el último tramo del recorrido hacia la Cámara de Diputados, cientos de personas se juntaron en las banquetas; una parte con globos rojos y blancos, gorras de Morena o banderas de la Alcaldía Venustiano Carranza, y otras con tambores y gorras del Poder Judicial de la Federación (PJF). Las primeras coreaban «pre-si-denta», mientras las segundas gritaban su repudio a la reforma al PJF, implementada por Andrés Manuel López Obrador un par de semanas antes de dejar la presidencia a Sheinbaum.
En la salida del metro Fray Servando, un grupo de trabajadores del Poder Judicial lanzaba consignas a los granaderos que les cerraban el paso, sin moverse. «¡Queremos salir!», «¡Represión!», «Dictador!», lanzaban los inconformes.
En la acera de enfrente, rodeado por granaderos con chalecos de la Guardia Nacional, otro grupo de abogados y trabajadores del PJF repetía en coro «el Poder Judicial, está de pie, está de pie», «reforma judicial, retroceso nacional», o «somos abogados, no somos acarreados».
La otra entrada al palacio de San Lázaro, por la calle Emiliano Zapata estuvo tomada durante horas por decenas de militantes de Morena de varios estados del país, incluyendo Chiapas, Oaxaca y Tlaxcala. Algunos habían llegado a la capital en decenas de camiones, estacionados a un centenar de metros abajo, y se asomaban para adivinar quien viajaba en el asiento trasero de los vehículos que recibían luz verde para pasar.
Un militante tenía las manos ocupadas por dos pancartas: «Gracias AMLO siempre en mi corazón», decía una; «Bienvenida Claudia Sheinbaum presidenta», planteaba la otra. «Te amlaré siempre», «te vamos a extrañar».
«¡Viva Claudia!, ¡Viva López Obrador! ¡Viva la Cuarta Transformación!», arengó un señor con barba canosa y un bastón grabado en forma de águila.
«Mi señora y yo recibimos una pensión de 3 mil pesos cada uno al mes, con eso comemos», dijo, y agregó: «Yo que trabajé toda mi vida no ganaba nada».