‘El Barbas’ era uno de los principales jefes delictivos en el estado hasta su muerte en 2009
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En el más reciente capítulo de su programa Penitencia, Saskia Niño de Rivera entrevistó a Óscar, un hombre originario de Cuernavaca, Morelos, que fue reclutado por el cártel de los Beltrán Leyva al alcanzar la mayoría de edad.
Durante la conversación, Óscar recuerda que fue criado por su abuela, ya que tanto su madre como su padre lo abandonaron a temprana edad. Debido a las carencias que enfrentaba, dejó de lado sus estudios y comenzó a trabajar a los diez años.
“Prácticamente dormía en los andenes del mercado, trabajaba en el día cargando, ganándome la vida y me quedaba en un cuartito”, expone Óscar, quien actualmente se encuentra recluido en su estado natal.
En algún momento de su juventud conoció a un amigo que trabajaba para Arturo Beltrán Leyva, ‘El Barbas’, en Cuernavaca. “Tenía 18 años yo cuando me reclutaron, te estoy hablando de 1998″, señala Óscar a Niño de Rivera, cofundadora de la organización Reinserta.
La vida que ostentaba su conocido empezó a llamar la atención de Óscar. “Lo veía en carros, lo veía armado, me empecé a preguntar por qué lo veía así […] Escuchaba sus pláticas y yo decía ‘No, es que esto no es normal’”.
Un día, la curiosidad y la situación económica de Óscar lo orillaron a pedir un lugar en el grupo. “Le dije que yo quería ser como él, le dije ‘¿Por qué no me das trabajo, por qué no me invitas? Yo tengo la necesidad’”. Ante las advertencias sobre lo que implicaba envolverse en las actividades delictivas, Óscar respondió: “No tengo nada que perder”.
Después de una primera ‘entrevista’, Óscar empezó a trabajar como ‘halcón’ (vigilante) del cártel. Poco tiempo después, su ambición lo llevó a buscar un ascenso.
“Ves dinero y empiezas a ver el mundo de otra manera. Empiezas a querer más, más, más, quieres subir de nivel, empiezas a hacer preguntas”, explica durante la conversación.
“Como te vas desenvolviendo en lo que es ser halcón es como te empiezan a jalar. Mi amigo me empezó a jalar como su mano derecha, me enseñó a manejar y me hizo su chofer”, narra Óscar. Posteriormente, era el encargado de “darle huida” a su conocido cuando realizaba ejecuciones.
Más adelante, los miembros de la organización le enseñaron a disparar y lo involucraron de más actividades. “Me presentaron con el patrón, el famoso Arturo Beltrán”, expone el entrevistado.
En la conversación, Óscar cuenta una ocasión en la que iba como chofer en un encargo de Beltrán Leyva para abatir a un rival. “Cuando sale el objetivo, vimos que salió con su esposa y dos niños”. Los pistoleros que iban en el carro con él comenzaron a drogarse antes de empuñar sus armas y cometer el crimen. Al percibir esto, Óscar decidió frustrar la operación.
“Cuando se emparejan y veo que van a accionar, yo lo que hice fue acelerar. Me jalo, no les bajé los vidrios ni nada, entonces no accionaron. Más adelante siento un cachazo en la cabeza y me desmayo. Cuando despierto ya estaba yo hincado donde estaba el patrón”, señala.
Según su relato, Arturo Beltrán Leyva le exigió que le explicara el motivo por el cual no se concretó la ejecución. Después de conocer su versión, el capo asesinó a los sicarios que iban con Óscar en el carro, pero a él lo dejó vivir.
“Yo te dije cuáles eran los códigos, cómo estaba el bisne”, fueron las palabras de Beltrán Leyva. “A los otros les hizo ver que realmente esos eran los códigos, eso era lo que quería […] Ya es muy diferente, hay códigos que no se respetan. En ese tiempo los códigos eran muy estrictos. Fallabas y era tu vida”, sostiene Óscar.
Después de ese episodio, Arturo Beltrán Leyva asignó a Óscar como su chofer personal. “En ese momento [me sentí] orgulloso. Aprendí mucho de él a no andar fanfarroneando. Siempre perfil bajo”, señala el entrevistado.
Saskia Niño de Rivera le preguntó a su interlocutor dónde estaba el 16 de diciembre de 2009, cuando ‘El Barbas’ fue abatido durante un intenso enfrentamiento en el conjunto habitacional Altitude de Cuernavaca.
“Íbamos llegando a una casa de seguridad que estaba cerca. Cuando nos llaman y nos dicen [del operativo] nos jalamos, quisimos entrar por atrás, pero ya no pudimos porque ya tenía el helicóptero de la Marina, estaba rodeado, ya no podíamos hacer nada”, explica Óscar.
Posteriormente, Niño de Rivera lo cuestiona sobre los motivos por los cuales habría sido abatido su exjefe, a lo que Óscar responde: “Traición. Fue traición de alguien muy cercano. Se sabe quién fue”.
En sus propias palabras, Óscar decidió alejarse del grupo criminal al notar que no se respetaban ciertos códigos, principalmente en cuanto al asesinato de víctimas colaterales. “Después de que me desintegré me puse a trabajar bien, por la derecha. Terminé la preparatoria, conocí a la mamá de mis hijos, me forjé en otro ambiente”, relata.
Sin embargo, “por elegir una mala amistad”, fue detenido e imputado por el delito de extorsión. El proceso judicial llevó a que le dictaran una condena de 10 años por tal ilícito y, ya en reclusión, se desarrolló otra carpeta de investigación en su contra.
“En la segunda carpeta me botaron más delitos: secuestro, delincuencia organizada, portación de arma, tentativa de homicidio y homicidio”, especifica Óscar. Derivado de este expediente le fue dictada una sentencia adicional de 125 años de cárcel.