Delegación de El Pitillal
Este viernes, vendedores de flores hacen su agosto, con motivo del 10 de mayo día de las madres.
Quizá uno de los regalos más simbólicos en tan singular fecha.
En la delegación de El Pitillal, como cada año, cobra vida la plaza e iglesia, muchas flores por doquier.
En el corazón de la delegación de El Pitillal, un bullicioso mercado se ilumina con el resplandor de la temporada: el Día de las Madres.
Los puestos rebosan de un espectáculo colorido y fragante, donde una profusión de flores deleita a los visitantes.
Rosas, lirios, tulipanes y girasoles compiten por la atención, cada uno una obra maestra de la naturaleza, lista para ser el regalo perfecto para las madres.
Los vendedores, con sus sonrisas cálidas y gestos amables, invitan a los transeúntes a explorar su variedad de arreglos florales.
Desde pequeños ramos delicadamente envueltos hasta elaborados centros de mesa, hay opciones para todos los gustos y presupuestos.
Las madres que caminan entre los puestos son recibidas con el dulce aroma de las flores, mientras consideran cuál será el obsequio que iluminará su día.
El bullicio del mercado se mezcla con el zumbido de la emoción, ya que los hijos e hijas buscan con entusiasmo el detalle perfecto para expresar su amor y gratitud.
Entre risas y charlas animadas, las flores se convierten en símbolos vivos de afecto y aprecio.
Es un espectáculo conmovedor ver cómo cada flor se convierte en un vínculo tangible entre madres e hijos, una manifestación de amor que perdurará mucho más allá de este día especial.
A medida que el sol se pone sobre El Pitillal, los puestos se van quedando vacíos, pero el aroma de las flores y la alegría del Día de las Madres perduran en el aire.
En el corazón de esta delegación, el mercado ha sido testigo una vez más del poder de las flores para celebrar el amor maternal en todas sus formas y expresiones.
