Por Mauricio Lira Camacho
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Un día, don Ramón Valencia Barrera, decidió que ya no quería estar en el asilo de ancianos pues se aburría, se lo dijo al personal del Coapinole y así fue.
Bajo consentimiento mutuo también del señor con el personal del sistema para el desarrollo integral de la familia, DIF, salió el problema fue que nadie se hizo responsbale de esta persona.
Quedó impunemente libre en la calle, los familiares evidentemente nunca supieron y no abogaron por él.
Salvo un taxista quien se dio cuenta de que el hombre andaba solo en la calle, fue el conductor de la unidad 751 del sitio 43, quien se hizo cargo hasta el final de la historia de don Ramón.
De acuerdo con los parámetros dictados recientemente por el DIF, hoy los trámites son más estrictos pero seguros.
Gracias a la mediación de la dirección y la procuraduría para la defensa del menor y la familia, se pudo lograr la ubicación más fácil de los familiares y que se concretara una entrega más formal de la persona con sus allegados.
De esta forma, recientemente Don Ramón ya está instalado en un hogar de uno de sus familiares, sano y a salvo.
Lo que se desconoce por el momento es si de manera original esta persona decidió en su momento irse a un asilo o fue entregado por familiares.
De donde debió haber tenido una relación estrecha o por lo menos de comunicación con sus familiares y al parecer no lo hubo, pues nadie de ellos supo que Don Ramón había tenido la decisión de irse del asilo.
Nadie lo recogió, producto de que no había comunicación ni relación entre ambas partes.
Personal del sistema para el desarrollo integral de la familia, agradeció públicamente al taxista de la unidad 751 todo lo que hizo por don Ramón, una persona originaria de un pueblo llamado Salsipuedes en el municipio de Aguililla en el estado mexicano de Michoacán, quien fue ingresado al asilo de ancianos en el coapinole.
Esta es solamente una de tantas historias detrás de personas de la tercera edad, que son dejadas por familiares en organismos asistenciales con o sin consentimiento de ellos.
Quienes los dejan a sus suerte, sin importar cuales pueden ser las consecuencias más inmediatas.