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Esta semana fue encontrado el cadáver de Joselin Mamani, de 10 años, en su casa de la localidad argentina de Longchamps. La niña fue asesinada de 32 puñaladas (17 en su rostro y 15 en la espalda), según reveló la autopsia preliminar.
Los medios locales reportan que el hecho ocurrió mientras la niña estaba sola en la casa, ya que su madre había salido a realizar un trámite bancario.
De momento, la Justicia investiga a dos hombres: Carlos (44 años) y Rubén Correa (25), que son padre e hijo, respectivamente. Ambos fueron pareja de la madre de la víctima, Saira Mamani, de ciudadanía boliviana.
Los sospechosos fueron imputados, pero permanecerán en libertad por falta de pruebas. En el lugar del crimen no se registró ningún robo, ni desorden, lo que todo apunta a que el único objetivo era asesinar a la menor.
Las autoridades no descartan la hipótesis de que se trate de un «femicidio vinculado». Es decir, el asesinato de una persona con nexos familiares o afectivos con una mujer a la que el femicida busca castigar y destruir psíquicamente.
La causa está en manos de la fiscal Fabiola Juanatey, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI), especializada en Violencia de Género del Departamento Judicial Lomas de Zamora.
La funcionaria judicial ya tomó declaración de Saira Mamani. De igual forma, se realizó un allanamiento en la casa de Correa padre, donde fueron incautadas dos computadoras y un teléfono móvil. Padre e hijo deberán realizarse pericias psicológicas en los próximos días como primer paso para evaluar su presunto rol en el asesinato de la niña.
