Por Mauricio Lira Camacho
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Niños requieren atención inmediata, tienen demasiados problemas y lo peor, corren peligro.
Es prácticamente lo que revela un informe enviado al sistema para el desarollo integral de la familia, DIF, elaborado por alguien que trabajó muy de cerca en el Refugio Infantil Santa Esperanza.
En donde ya han sido denunciados, algunos aparentes abusos de toda índole y las autoridades no hacen absolutamente nada.
Cabe destacar que recientemente a este medio de comunicación, vecinos de la zona donde se ubica este Refugio, enviaron material gráfico y escrito en el que denuncian el peligro que corren niños al estarse saltando la enorme barda que ahí existe, así como los problemas de actitud que tienen los menores.
A raíz de la denuncia de este reporte, el cual se hizo público en redes sociales y mediso de comunicación, se puso en contacto una persona de nacionalidad francesa, quien hizo llegar el informe esta misma semana, con el objetivo de complementar lo aquí publicado.
«Este es el Informe de Voluntariado del 28/08 al 15/09, en el Refugio Infantil Santa Esperanza, Puerto Vallarta.
Tengo 41 años, soy francés y soy profesor de escuelas, funcionario de Estado de la República Francesa desde 2003. Licenciado en Ciencias de la Educación, psicología del niño y el adolescente en la Universidad Lumière de Lyon , Francia en 2002.
Viajo y fuí voluntario en orfanatos en Camboya, Vietnam en 2016 y este año en Mérida, Yucatán.
De acuerdo con partes del informe, esta persona revela lo que acontece al interior del Refugio.
Una adolescente de 13 años. Muy agresiva. No puede soportar la autoridad. Aterroriza a todos en el refugio. Los adultos ya no intervienen. Muchas veces intervení cuando intentaba golpear a niños. Parece perturbada.
Además, después de años de practicar mi profesión sospecho que esta adolescente ha sufrido de abuso sexual o algo así. Desde el primer día de mi llegada manifestó claramente su odio hacia mí. Les invito a explorar esta pista muy rápidamente.
Por otra parte, su actitud claramente impide que otros niños puedan hacer su tarea en la calma necesaria. Cuando se pone nerviosa, ningún adulto reacciona. Según Jorge, el coordinador pedagógico, va al psiquiatra una vez por semana. Creo que esta adolescente necesita asistencia médica rápidamente.
Daniela, psicóloga voluntaria en las escuelas que enseña inglés acá, confirmará que es una adolescente que sufre mucho dolor.
La reacción de la madre superior, madre María, respeto a esta adolescente fue: «No hagas caso a esta mujer, está loca, le damos pastillas».
Otra de las historias que se documentan es el de un joven de 9 años de edad. Muchos problemas de comportamiento. Según Jorge también va una vez a la semana al psiquiatra. Este niño está en peligro. En tres semanas se subió en un portal (6 metros de altura), en una palmera (10 metros de altura) y en el techo del refugio. Tiene dificultad para expresarse. A menudo habla con una o dos palabras. ¡Cada vez, ningún adulto ha intervenido! Es un niño que se pone en peligro.
La primera vez que subió en el portal no quería bajar. Gritó: «No quiero bajar, ya no quiero estar encerrado, ¡no quiero que me pegue!».
Justo antes de ver a una niñera tirarlo por el brazo hacia la lavandería cuando se había tiradopor el suelo, ella incluso le arrebató la camisa.
El denunciante expone, otro niño de entre 8 y 9 años de edad, como los otros dos niños, sufre. Lo vi entrar en el «jardín» lanzando piedras grandes en el patio sobre los demás porque nadie le estaba prestando atención. Jorge, me dijo, en la reunión, que yo había causado, que ya había habido casos en que los niños ya habían sido heridos hasta el punto de ir al hospital. Vine en la semana para quitar alrededor de 40 kilos de piedras. El problema no se resuelve porque día tras día niños y niñas más jóvenes entran en esta zona prohibida y no interviene ningún adulto. ¿Sería posible plantar nopales adultos allí para que nadie pueda escalar en esta área?.
Hay otro caso, de un pequeño de 7 años de edad. En el refugio dicen que está «enfermo de la cabeza”. Este niño como otros dos niños más no van a la escuela. No sabe escribir su nombre. No sabe leer ni escribir. Muchas dificultades para expresarse. ¿Por qué estos niños no van a la escuela?
Después de explicar a la madre Leti mis argumentos, durante una primera semana me respondió riéndose: «Ah bueno si eres maestro está bien, porque vienen voluntarios y después no regresan porque tienen miedo». No me parece nada normal como manera de pensar y de reaccionar, describió. L’hostel l’Oasis, avenida Libramiento 222, es el albergue donde residía. Había un adulto que se ofreció como voluntario, muy poco tiempo porque la madre Leti no se portó bien con él.
Además, cuando organicé la sala en la que tuve que trabajar con los niños encontré juguetes: cuerdas para saltar, platillos y la madre me hizo ocultar estos juguetes. ¿Por qué ?
Al ver todo esto, propuse una sesión de puching ball para poder liberar la ira, la tristeza, la rabia, el odio de ciertos niños sin herir ni lastimar a los demás y respetando su entorno. Sólo entonces se necesitaba cinta para repararlo. Pues la madre en la lavandería se negó a prestarme cinta como la madre Leti. ¿Por qué esta actitud?, se cuestiona.
Creo que la política de no «prestar atención» a los niños no es la correcta. Hay una atmósfera constante de agresividad, violencia verbal y física de muchos niños y temores de ciertos adultos. Creo que muchos adultos ya no saben cómo hacerlo. Creo que los niños necesitan ayuda. Hay muchos adultos que hacen su trabajo para ayudar a los niños, pero creo que necesitan apoyo también.
Si los adultos ya no se atreven a reaccionar y dejar que los niños exploten, tiren piedras, tiren basura, griten, insulten, amenacen, golpeen y se pongan en peligro es porque se sienten sin recursos y sin apoyo.
Estos niños necesitan ayuda profesional de manera inmediata, corren peligro constantemente,asegura quien firma como Yaan Pedro.