La Conferencia Episcopal deja en manos de las diócesis y de Roma las medidas contra la pederastia
La Iglesia española se resiste a tomar medidas concretas contra la pederastia a la espera de que el papa Francisco le indique las normas que debe seguir para afrontar los casos de abusos. Dicen no tener autoridad para ello y lo dejan en manos de las diócesis y de los dictados que lleguen de Roma. Pero una semana después de la cumbre en el Vaticano para tratar el tema, ni allí ni en la Conferencia Episcopal Española (CEE) se han anunciado las acciones que, previsiblemente, iban a tomar para luchar contra uno de los problemas que más fuerte ha golpeado a la Iglesia universal en los últimos años.
Más allá del compromiso de comunicar a las autoridades civiles los casos que se conozcan, la CEE sigue esquivando la idea de realizar un informe sobre los casos del pasado, como ya hicieron las conferencias episcopales alemana e irlandesa, por ejemplo. En España dicen que el organismo no tiene autoridad sobre los obispos como para exigirles que investiguen o tomen medidas determinadas. Sobre este tema, el presidente de la CEE, Ricardo Blázquez, ha vuelto a pasar la pelota a los prelados de las 70 diócesis españolas. “Que cada diócesis haga lo que crea oportuno”, ha declarado durante una rueda de prensa este miércoles. De momento, las diócesis no han revelado si planean realizar una investigación en sus parroquias.
Blázquez ha subrayado que la Iglesia española estará a disposición de las autoridades competentes para ayudar a esclarecer la verdad de los hechos que haya podido conocer. No obstante, el presidente de la CEE ha destacado, en referencia a la petición que el Gobierno le hizo a comienzos de febrero sobre la entrega de datos de casos instruidos en el pasado, que su ayuda solo va encaminada a los tribunales de justicia. Hace una semana la Conferencia trasladó su compromiso al Ejecutivo, pero le informó que dicha información tiene que pedirla a los obispos, a los superiores de las órdenes religiosas o al Vaticano.
La CEE no ha precisado cuándo recibirán las indicaciones de Roma y qué carácter tendrán las mismas. “No sé cuál será el fruto de estos días de reflexión. Habrá normas donde los obispos podremos ser examinados”, ha explicado el presidente. Tampoco han descrito cómo será el nuevo protocolo antiabusos que llevó ante el Papa y que, desde octubre, ha elaborado una comisión reservada. La norma actual, no vinculante para los obispos, no obliga a comunicar los casos a las autoridades.
Durante la rueda de prensa, Blázquez se ha mostrado tajante en cuanto a aplicar justicia contra los abusadores y los encubridores. Ha admitido la responsabilidad del clero y ha sugerido que la lucha para proteger a los menores debe ampliarse a todos los estamentos de la sociedad de todo el mundo. “Hemos pedido perdón a Dios y a las víctimas”, ha comentado.
En relación a las víctimas, el cardenal ha querido destacar la importancia en acompañarlas y se ha comprometido en reunirse con todas aquellas que se lo soliciten. “Recordemos el evangelio de Jesús: ‘El que escandalice a un niño, más le valdría atarse una piedra de molino al cuello y ser arrojado al mar”, ha dicho. También ha reiterado que no se volverá a trasladar a ningún sacerdote pederasta como, confesó, se hacía en el pasado. “Se conocían cosas y no se hablaba de ellas. Las víctimas han sido también víctimas de este silencio”, ha admitido. Sobre los casos de abusos a religiosas y que el Papa admitió hace unas semanas, el cardenal ha asegurado no tener constancia de ninguno. También ha precisado que durante la cumbre ese tema no fue tratado.
El cardenal ha calificado el encuentro como un paso sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia. Durante tres días (jueves, viernes y sábado), el presidente de la cúpula eclesial española se reunió con sus homólogos para hablar y vislumbrar las posibles vías de acción que la Iglesia debe tomar para proteger a los menores abusados. En la cita, ha comentado, escuchó los terribles relatos de varias víctimas y acudió a nueve ponencias que analizaban la situación de los últimos años en dicha cuestión. “Ha sido estremecedor escuchar a personas como nosotros con un sufrimiento enorme. Nos ha ayudado a que la reflexión no fuera solo teórica. La Iglesia quiere afrontar esta situación”, ha añadido el cardenal.