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CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La entrega del último informe de gobierno del régimen priista y el arranque de la 64 Legislatura, se convirtió en “La noche de los cínicos”, la noche de los reclamos, la noche de los resentimientos expresados desde las curules de Morena, quienes con la mitad del salón de sesiones de San Lázaro bajo su control, dejaron claro que no habrá olvido.
Un Porfirio Muñoz Ledo, de mente ágil, perspicaz e ingeniosa puso el tono desde el arranque: “la reconciliación es un método para reconstruir juntos, pero no un subterfugio para olvidar. Nadie puede abolir la historia, ejercemos tanto el derecho a la memoria como el don de la tolerancia y acatamos el imperativo de la justicia. Esta es la hora cero de la Nueva República”.
Ayotzinapa, Tlatlaya, la Casa Blanca, la estafa maestra y los desaparecidos, fueron los reclamos que al unísono gritaban la ayer oposición y hoy gobierno en San Lázaro: Morena.
El informe de Enrique Peña Nieto sobre el estado que guarda la nación lo hicieron ellos, los morenistas, quienes recitaron los agravios a la representante del PRI, Claudia Ruiz Massieu y le restregaron varias veces a Dante Delgado Rannauro de Movimiento ciudadano, su cinismo y traición por no haber acompañado a Andrés Manuel López Obrador en su tercera campaña presidencial y haberse sumado al PAN.
Ingenioso, Muñoz Ledo llamó al orden:
“Hemos trascendido una época electoral. Estamos en la hora de la reconstrucción nacional, no de una democracia colérica”, les dijo para luego pedir respeto hacia ambos oradores.
No lo aceptaron. El tono envalentonado de la expresidenta nacional el PRI y hoy senadora, Ruiz Massieu, los hacía olvidar a cada momento los llamados de Muñoz Ledo. Incontrolables, sacaron pancartas, gritaron, reclamaron e interpelaron. La rabia y el ansia de “justicia” los llevó a levantarse de sus curules y no callar.
Perdida la Presidencia de la República, el PRI se atrincheró en el Congreso. La senadora Claudia Ruiz Massieu, sobrina del expresidente Carlos Salinas de Gortari posicionó por su partido y fue clara: “el Congreso es la primera y última trinchera de la República, no lo olvidemos”, parecía entonces dirigirse a sus pocos diputados (47) y (15 ) senadores.
Pero no, fue una advertencia hacia los nuevos parlamentarios, los morenistas que lograron los 251 diputados; provocadora, sus palabras los enardecieron: “porque somos gobierno, conocemos el egoísmo de la oposición que todo rechaza sólo por consigna: nosotros no seremos eso”. Acaba de recibir los primeros reclamos de Morena.
“No obstruiremos lo que sirva. Esas actitudes son de partidos pequeños, y el PRI es un partido grande”, les dijo, aunque tengan menguadas bancadas.
“La oposición no es marginal sino central; no es prescindible sino indispensable; no tiene que ser antagónica pero sí necesita ser vigilante”, advertía a los morenistas.
La rechifla fue subiendo de tono cuando aclaró: “Llegamos a esta legislatura como partido de oposición, pero somos un partido con visión de Estado”.
Pero su ánimo de dejarles claro quiénes son: “legisladores con la mayor experiencia de gobierno, trayectoria en el servicio público y conocimiento profundo de la administración”, desató la rabia y malestar de quienes ahora serán gobierno, se levantaron de sus curules y empezaron el conteo del 1 al 43 para rematar con la exigencia de ¡justicia! Y ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!.
El grito surgió de la mitad del salón de pleno, fue imponente, Ruiz Massieu calló mientras ocurría, pero enseguida, sin achicarse siguió:
“Los priistas no somos mercenarios de la política, que cambian de lealtades, de proyectos e incluso de ideología, tan pronto como el poder cambia de manos”. La respuesta fueron rechiflas, los destinatarios muchos, como el PVEM que anunció la ruptura de su alianza con el PRI, el abandono del PES en la contienda electoral y quien durante seis años votó del lado de la fracción tricolor. O quizá del Propio Dante Delgado, dirigente de MC y a quien durante toda su intervención los morenistas acusaron de “traidor y cínico”.
La priista se dio el lujo de hacerles una recomendación a los morenistas:
“Ustedes pertenecen a un partido que pronto estará en el gobierno, pero también pertenecen a un poder autónomo e independiente de la República. En una democracia auténtica como la que ustedes prometieron al pueblo de México, el poder Legislativo es contrapeso, y eso incluye a los grupos parlamentarios oficialistas, quienes también deben saber decir que NO, cuando así lo exija el interés de la nación”. De nuevo las rechiflas y los gritos de cínica.
Pero el momento cúspide de la priista y que dio paso a un encendido discurso de Mario Delgado de Morena, fue cuando aseguró que la “agenda” que el PRI impulsó en décadas, con Peña Nieto y que “ustedes “rechazaron, les va a servir de andamiaje cuando sean gobierno.
Mario Delgado, coordinador de Morena no se aguantó y respondió al PRI.
La sesión es para revisar el último informe de Enrique Peña Nieto, dijo, pero más allá de los datos que contenga el informe, me quedo con el balance que hizo la sociedad el 1 de julio con el presidente más votado de toda la historia, Andrés Manuel López Obrador.
“O estamos en la noche de los cínicos o parque que aquí hay varios partidos que no entendieron el mensaje. ¡se necesita tener muy poca vergüenza para venir aquí a decir que por décadas han servido al país cuando se han servido del país y lo han saqueado”, los aplausos salieron de la bancada morenista quienes se veían reivindicados.
“Entregan un país en ruinas, la gente se cansó de vivir con miedo, de la violencia creciente, de los muertos que se acumulan, de las extorsiones que se multiplican y del dolor insondable de las familias de los desaparecidos”, más aplausos.
Y le reviró a Claudia Ruiz Massieu, “¿nos regalan andamiaje, una agenda progresista que nos va a servir! La gente votó en contra de eso, 30 millones de mexicanos votaron en contra de sus reformas estructurales.
Enumeró lo que desde las curules se gritó mientras subía a tribuna el representante del PVEM, Carlos Alberto Puente Salas, Ricardo Gallardo de PRD y Dante Delgado de Mc; al del PAN, Carlos Romero Hick lo perdonaron y lo escucharon.
“Nunca más un país de feminicidios, Tlatlaya, Atenco, Aguas Blancas, Acteal, la desaparición de los 43; nunca más represión, asesinatos de periodistas, defensores de derechos humanos, ambientalistas; no más crímenes de odio, la justicia a las víctimas no será una asignatura pendiente”, resumió Mario Delgado.
Para rematar exigiendo “justicia en el fraude electoral de Puebla” y con su grito, “¡que viva la cuarta transformación”, los morenistas estallaron en júbilo. Priistas y panistas se mantuvieron en silencio.
Arrancaba así la 64 legislatura donde al último informe presidencial del PRI lo recibieron con la advertencia de que “no habrá olvido”.