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La trata con fines de explotación sexual se encuentra en todos los estados del país y 40 por ciento de las víctimas son menores de edad, dijo Teresa Ulloa Ziáurriz, directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe.
Señaló que el delito se da principalmente en lugares como Tlaxcala y Puebla, ‘‘porque ahí la trata y la explotación sexual son un modus vivendi’’, e indicó que la asociación de la que forma parte ha documentado de 2016 a la fecha 20 casos en esa región.
Comentó, sin embargo, que los tratantes buscan más espacios para delinquir. ‘‘Se mueven adonde no hay tantas medidas ni tantos operativos’’. Refirió que ‘‘desde hace tres años estamos señalando que (ese ilícito) ha proliferado en Morelos’’, específicamente en los lugares conocidos como ‘‘botaneros’’, que son palapas donde se vende alcohol y generalmente hay servicios sexuales con niñas.
Narró que el sábado pasado rescataron a una menor de 10 años que había sido captada por un individuo en Morelos, quien le dijo que se la llevaría a Estados Unidos, pues ‘‘allá le iban a dar muy buen dinero por ella’’.
Ulloa Ziáurriz indicó que de acuerdo con datos de 2016, el mayor número de víctimas se ubica entre los 12 y los 18 años de edad, seguido de 18 a 25. Pero este lapso varía porque es el mercado el que rige de qué edades se busca a las mujeres y cómo se prefieren.
Por ello, subrayó la importancia de cómo se percibe la compra de sexo en la sociedad, pues aumenta los intereses de los tratantes y explotadores. Pero además señaló que la pobreza, la falta de oportunidades y los hechos de violencia sufridos previamente ‘‘son causas estructurales que no se están atendiendo en el país’’ para solucionar este flagelo. Añadió que las autoridades ‘‘se están quedando cortas’’, pues tampoco hay campañas para sensibilizar a la población.
En tanto, René López, de la organización Género y Desarrollo, resaltó que este fenómeno ‘‘está muy naturalizado en la sociedad’’, pues ‘‘es común que haya mujeres que vendan sus cuerpos y normalmente se asocia a una situación casi personal y no a una situación de crimen organizado’’, en el que las personas consideran que si una mujer se prostituye es porque así lo decidió y porque ‘‘le gusta el dinero fácil’’.
Concluye que ‘‘en general a las personas no les preocupa el destino de las mujeres y por qué están ahí; eso es muestra de la invisibilización, es algo cotidiano que sucede’’.