Por Adriana García Ayón
Universidad del Valle de Matatipac
El cuidado de los pacientes con enfermedades críticas es una tarea desafiante y que requiere mucha capacidad, es muy difícil ayudar a la familia y al paciente terminal sin el conocimiento apropiado.
Mucha gente asocia el cuidado en la etapa terminal con el tratamiento del dolor físico y la incomodidad. Si bien esa es una parte importante, la atención completa al final de la vida también incluye ayudar a la persona que está muriendo a manejar la angustia mental y emocional. Una persona que sabe que está llegando al final de su vida y que sufre constante dolor físico podría sentirse deprimido o ansioso.
El enfermo terminal también puede tener algunos temores y preocupaciones específicas, experimenta temor a lo desconocido, se preocupa por los que quedan atrás, miedo de estar solas al final. Estos sentimientos pueden empeorar por la manera en cómo reacciona la familia, los amigos e incluso el equipo médico; es común que la familia y las amistades no saben cómo ayudar o que decir, algunas veces dejan de visitarlos, o bien, alguien que ya empieza a llorar termina por retirarse. Los médicos pueden desanimarse porque no pueden curar a su paciente y sienten y demuestran impotencia y pareciera que evitan a sus pacientes moribundos. Esto puede aumentar la sensación de aislamiento de una persona moribunda. Por otro lado, el paciente puede pensar que la enfermedad es un castigo y se culpa por no llevar una vida “correcta” lo cual genera síntomas depresivos en el paciente.
El simple acto del contacto físico, (un toque o un suave masaje) puede hacer que la persona se sienta contenta con las personas que ama y les puede hacer sentir calma. Intente establecer el tipo de estado de ánimo que le sea más reconfortante para la persona moribunda. Algunos expertos dicen que cuando la muerte está muy cerca, la música a volumen bajo y la iluminación suave son relajantes. De hecho, cerca del final de la vida, la musicoterapia puede mejorar el estado de ánimo, ayuda con la relajación y ayuda a la disminución del dolor. Escuchar música también ayuda a evocar recuerdos que los presentes pueden compartir. Para otras personas, es importante mantener al mínimo los ruidos de distracción como televisores, radios o teléfonos.
Las personas que se acercan al final de la vida pueden tener necesidades espirituales tan apremiantes como sus preocupaciones físicas y emocionales. Las necesidades espirituales implican encontrar un significado en la vida de uno y si es posible, terminar los desacuerdos con los demás. La persona moribunda puede encontrar la paz resolviendo problemas con amigos o familiares. Las visitas de un trabajador social o un consejero también pueden ayudar. Muchas personas encuentran consuelo en su fe. Orar, hablar con alguien de la comunidad religiosa (como un ministro, sacerdote), leer un texto religioso o escuchar música religiosa puede traer ese consuelo.
Puede llegar un momento en que una persona moribunda que ha estado confundida, de repente parezca clara. Aproveche esos momentos, pero comprenda que pueden ser solo temporales, no necesariamente una señal de que está mejorando.
La incertidumbre para el mañana pierde el sentido del tiempo, las dudas sobre el significado de la vida obligan al paciente a buscar apoyo psicológico. Los mismos sentimientos son a menudo abrumadores para la familia. Una vez más, el vínculo principal es el personal de cuidados paliativos, que crea un ambiente psicológico cómodo, y en ese ambiente nos encontramos con el contacto físico, emocional, intelectual y espiritual.
Por Adriana García Ayón.
Universidad del Valle de Matatipac | 2018