actualidad.rt.com
Las perseidas, una brillante lluvia de meteoros también conocida como ‘lágrimas de San Lorenzo’, iluminarán el cielo nocturno este mes de agosto, para alegría de todos los aficionados a la astronomía. El fenómeno tiene lugar anualmente cuando la Tierra atraviesa el rastro del cometa Swift-Tuttle, que fue descubierto por primera vez en 1862 y es el mayor objeto en pasar repetidamente cerca de la Tierra del que se tiene conocimiento. El rastro de ese cometa está formado por polvo y fragmentos, los cuales causan la lluvia de meteoros.
«A diferencia de la mayoría de las lluvias de meteoros, que tienen un pico corto de altas tasas de meteoritos, las perseidas tienen un pico muy amplio, ya que la Tierra tarda más de tres semanas en atravesar la amplia estela de polvo cometario», dijo Jane Houston Jones, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Este año, el espectáculo cósmico será especialmente visible entre el 11 y el 13 de agosto.
La Vía Láctea se ve durante la lluvia de meteoros Perseidas sobre el embalse de Salime, España, 11 de agosto de 2017 / Paul Hanna / Reuters
«Las perseidas parecen irradiar desde la constelación de Perseo, visible en el cielo del norte, poco después del atardecer en esta época del año. Los observadores en las latitudes medias del norte tendrán las mejores vistas», indicó Jones.
La Luna es muy favorable para las perseidas este año
Según Bill Cooke, meteorólogo de la NASA, en una noche despejada los observadores podrían llegar a ver entre 60 y 70 meteoros por hora. «La Luna es muy favorable para las perseidas este año, y eso hará que las perseidas sean probablemente la mejor lluvia de 2018 para las personas que quieran observarla», afirmó Cooke al portal Space.com.
Cuando observamos las perseidas, lo que presenciamos son las partículas del cometa que, al penetrar en nuestra atmósfera a 59 kilómetros por hora, se calientan y entran en combustión, dejando un rastro luminoso en el cielo. Cuando se encuentran en el espacio, estos fragmentos de cometa se denominan ‘meteoroides’, pero una vez alcanzan la atmósfera terrestre pasan a designarse como ‘meteoros’. Y, si chocan contra la superficie del planeta, se convierten en lo que llamamos ‘meteoritos’. La mayor parte de los meteoros que forman las perseidas son demasiado pequeños para alcanzar la Tierra, ya que su tamaño es equivalente a un grano de arena.