El candidato republicano a los comicios de noviembre recordó su encuentro con el presidente mexicano
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El presidente Andrés Manuel López Obrador aparece por unos cuantos segundos en el spot de campaña de su homólogo Donald Trump, donde enumera los logros de su administración.
En el clip con duración de cuatro minutos y medio, el mandatario estadounidense recuerda a los electores las metas que ha cumplido, entre las que destaca la renegociación del acuerdo comercial con México y Canadá.
El Tratado México Estados Unidos Canadá (T-MEC) suplió al antiguo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en julio de 2020. Unos días después de su entrada en vigor, el presidente mexicano viajó a Washington DC para encontrarse con Trump. Es precisamente la imagen del encuentro afuera de la Casa Blanca, la que fue integrada al compilado.
En el anuncio, el presidente Trump asegura a sus electores que durante su mandato terminó con la era de trato comerciales que erosionaron la creación de trabajos en Estados Unidos y negoció el TMEC.
A principios de julio, Trump y López Obrador se reunieron en la Casa Blanca en el marco de la entrada en vigor del TMEC. Ofrecieron una conferencia de prensa conjunta donde reafirmaron los lazos diplomáticos y aseguraron que tienen una buena amistad personal.
“Fallaron los pronósticos, no nos peleamos, somos amigos”, dijo López Obrador a Trump durante su primer y único encuentro como presidentes.
Donald Trump se encuentra en su campaña de reelección para los comicios de noviembre, en los que enfrentará al exvicepresidente Joe Biden, abanderado demócrata.
Trump arremete contra el “débil Biden”
El presidente estadounidense, Donald Trump, arremetió el jueves contra el “débil” Joe Biden, su rival demócrata en la carrera por la reelección, al aceptar la nominación republicana en un país en carne viva por la covid-19 y las tensiones raciales.
Trump volvió a combinar patriotismo y retórica antisocialista para trazar un apocalipsis si Biden, una “marioneta” de la “izquierda radical”, llega al poder el 3 de noviembre.
“Esta elección decidirá si salvamos el sueño americano, o si permitimos que una agenda socialista demuela nuestro precioso destino”, dijo el mandatario, flanqueado por banderas estadounidenses en un imponente estrado montado en los jardines de la Casa Blanca.
“Biden es débil”, dijo sobre el exvicepresidente de Barack Obama. “No es el salvador del alma de Estados Unidos (…) y si se le da la oportunidad, será el destructor de la grandeza estadounidense”, afirmó.
La segunda nominación del magnate republicano, de 74 años, llega en medio de una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes, con unos 180.000 muertos por convid-19, 10,2% de desempleo, y masivas manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial.
Pero, rezagado en las encuestas, Trump se presentó como el único líder capaz de velar por los estadounidenses.
“Nadie estará a salvo en el Estados Unidos de Biden”, aseveró.
Y prometió “aplastar” el coronavirus con una vacuna antes de fin de año.
“Produciremos una vacuna antes de que finalice el año, ¡o tal vez incluso antes!”, dijo. “Derrotaremos el virus, acabaremos con la pandemia y saldremos más fuertes que nunca”.
Un 58,2% de los estadounidenses no aprueban el manejo que Trump ha hecho de la pandemia, según el sitio web FiveThirtyEight.com.
La covid-19 estuvo casi totalmente ausente de la convención excepto por las palabras de compasión de la primera dama,
Melania, quien reconoció el martes el impacto del “enemigo invisible” y el dolor y angustia que ha generado.
La otra voz que habló de la preocupación del presidente por la covid-19 fue su hija mayor y asesora, Ivanka, quien el jueves presentó a su padre en un apologético discurso en el que pidió “cuatro años más”.
– “Optimismo ilimitado” –
“Con un corazón lleno de gratitud y optimismo ilimitado” por su postulación, Trump cerró con fanfarria una Convención Nacional Republicana celebrada en gran parte en formato virtual, pero que nunca dejó de ser un espectáculo sobre Trump.
Fuegos artificiales y las estrofas del Ave María pusieron fin a la velada después de que, durante cuatro días, un desfile de acólitos elogió a Trump como un virtuoso económico, defensor de la vida y de Dios, y firme en la aplicación de la ley.
Pero mientras el presidente era aplaudido y vitoreado en un fastuoso ambiente de gala, sin distanciamiento social ni tapabocas, se podían escuchar las vuvuzelas de manifestantes del movimiento “Black Lives Matter” (Las vidas negras importan), reunidos frente a la Casa Blanca para expresar su cólera y exigir la salida de Trump.
Trump hizo una entrada triunfal, radiante junto a la primera dama vestida de verde flúo, ante más de mil invitados que lo esperaban frente a un estrado con dos pantallas con un brillante “¡Haz que Estados Unidos vuelva a ser grande!”.
El escenario, que generó críticas por desdibujar las líneas tradicionalmente respetadas entre las funciones del presidente y los actos del candidato, contrastaba con las protestas que han sacudido varias ciudades estadounidenses estos días.
Salpicadas por actos de violencia, las manifestaciones tienen en vilo a Kenosha, una pequeña ciudad en Wisconsin, donde el domingo un policía blanco le disparó por la espalda a un joven negro, Jacob Blake. Y el miércoles, un adolescente blanco, supuestamente partidario de Trump, fue detenido sospechoso de matar a dos personas y herir gravemente a una tercera durante enfrentamientos la noche del martes.
“Señor presidente, ¡haga que estemos seguros de nuevo!”, urgió el exalcalde de Nueva York y asesor de Trump, Rudy Giuliani, en un encendido discurso.