proceso.com.mx
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El primer día como presidente en funciones, Andrés Manuel López Obrador pedirá perdón a “todas las víctimas de la violencia” en nombre del Estado, y se comprometerá a que habrá justicia “en todo lo que esté humanamente en (sus) manos”.
Durante. el Segundo Diálogo por la paz, la verdad y la justicia, frente a familiares de víctimas, colectivos y organizaciones de derechos humanos –una muestra de los centenares de miles de víctimas en el país–, el presidente electo reivindicó su creencia en el lema “Olvido no, perdón sí”, lo que generó cierta molestia en la asamblea.
“Respecto a los que dicen: ‘Ni perdón, ni olvido’, pero tengo otra convicción y podemos ponernos de acuerdo”, aseveró el tabasqueño, en eco a su proyecto de conseguir la paz mediante un plan de amnistía.
Al clausurar el foro, AMLO aseveró que la llamada “cuarta transformación” buscará “la forma de reconciliarnos los mexicanos, a reconstruir la paz con justicia y con dignidad”.
Para ello, reiteró que su gobierno pedirá consejo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en materia de derechos humanos y de transparencia, e insistió: “No se les va a cerrar la puerta a nadie; no vamos a tapar ningún caso, no va a haber impunidad. Queremos que todo sea transparente”.
Ante las demandas concretas de los colectivos de víctimas, el futuro mandatario indicó que su administración combatirá la violencia desde “sus causas”, entre ellas, mediante el otorgamiento de becas y trabajos a los jóvenes para que “no caigan en esa empresa fácil de la delincuencia”.
También aseguró que su política de austeridad –mediante la reducción de los salarios en la alta burocracia– y la venta de la flotilla de aviones y helicópteros presidenciales— permitirá contar con los recursos “para que se atiendan a las víctimas de la violencia (…) y las demandas de justicia”.
“La Secretaría de Gobernación (Segob) va a estar atendiendo las demandas justas de ustedes. Va a estar exclusivamente para la justicia, porque ya no estará a cargo de la Policía Federal”, prometió.
Si bien aseguró a los colectivos de víctimas que el diálogo quedará abierto, les pidió que “ayuden con la organización”, pues “si vamos a tener que reunirnos con cada uno los colectivos, no me voy a dar a dar abasto”.
Durante su discurso, de poco más de media hora, el político no mencionó la guerra contra el narcotráfico ni a la militarización de la seguridad pública, que inició el expresidente Felipe Calderón en 2006.
Sostuvo que la violencia se desató en México como consecuencia de las políticas económicas neoliberales adoptadas en los años 80, un modelo “porfirista” que se reestableció “para el beneficio de un pequeño grupo a costa del sufrimiento de la mayoría de la gente”.
“Esto fue lo que ha generado todo ese dolor”, aseveró, e insistió: “Ahora el gobierno ya no estará en las manos de una minoría rapaz, de la delincuencia común y de cuello blanco”.