Un informe del Departamento del Tesoro de EEUU revela el papel central de los brokers en la cadena financiera del fentanilo, entre México y otros países
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Operan desde oficinas sin cartel, transfieren millones de dólares hacia Asia, y su rastro aparece en investigaciones federales, pero rara vez enfrentan cargos. Son los brokers del fentanilo, intermediarios financieros y comerciales que gestionan la compra de precursores químicos desde China e India hacia laboratorios clandestinos en México, y lavan las ganancias que dejan las ventas ilegales en Estados Unidos.
Un informe del Departamento del Tesoro, a través de su unidad FinCEN (Financial Crimes Enforcement Network), publicado en 2025 expone por primera vez en detalle cómo estos actores invisibles sostienen la economía global del opioide más letal del mercado.
En 2024, 1,246 informes bancarios alertaron sobre transacciones vinculadas al tráfico de fentanilo, por un total cercano a 1,400 millones de dólares. El patrón se repite: cuentas abiertas por empresas fantasma en México, pagos internacionales a proveedores de químicos en China, uso de plataformas digitales, y envíos camuflados que cruzan continentes sin levantar sospechas inmediatas. La ruta del dinero, más que la de la droga, revela el esqueleto financiero de una red que opera con escala industrial.

Estos brokers, en su mayoría asentados en México, actúan como punto de enlace entre los cárteles que producen fentanilo en laboratorios clandestinos y las empresas químicas radicadas en China, principal país de origen de los precursores utilizados para sintetizar el opioide. El informe revela que muchos de estos intermediarios utilizan empresas de fachada o negocios registrados a nombre de prestanombres, sin actividad comercial real ni vínculo formal con la industria química
Entre las prácticas habituales de estos intermediarios figuran las transferencias bancarias hacia China, la utilización de servicios de envío de dinero, pagos en plataformas digitales y criptomonedas como bitcoin. Una misma empresa mexicana, según detectaron los bancos, puede enviar pagos repetidos a una sola firma en China, o redirigir el dinero a través de intermediarios en EEUU para disimular el origen y el destino final de los fondos.
La ciudad de Culiacán, en el estado de Sinaloa, aparece como uno de los principales focos de estas operaciones. Allí, individuos y empresas que operan como brokers transfieren dinero a proveedores chinos, a menudo utilizando descripciones genéricas como “servicios” o “productos” en los documentos bancarios. En algunos casos, los pagos son canalizados a través de empresas en Estados Unidos, registradas a nombre de ciudadanos chinos que funcionan como supuestos importadores o revendedores.
Empresas pantalla, criptomonedas y plataformas digitales
FinCEN señala que muchas de las firmas chinas involucradas en la venta de precursores químicos promocionan sus productos en sitios de comercio electrónico, a menudo utilizando códigos numéricos (CAS) que identifican las sustancias sin nombrarlas explícitamente como relacionadas al fentanilo. Estas empresas aceptan pagos mediante transferencias bancarias, sistemas de pago electrónico y criptomonedas como bitcoin, ethereum y litecoin.

La investigación detectó también que varios de estos pagos fueron realizados por individuos con escasa o nula actividad previa en el sector químico, pero que durante un breve periodo —de uno a dos meses— realizaron múltiples transacciones hacia China, para luego volver a quedar inactivos.
Esa rotación temporal de cuentas y la dispersión de montos entre múltiples remitentes conforman una estrategia conocida como typology many-to-one, utilizada para evitar que las operaciones sean detectadas como parte de un mismo esquema delictivo.
En paralelo, el informe advierte sobre el uso de redes sociales y aplicaciones de mensajería con funciones de pago, donde traficantes y compradores se comunican utilizando eufemismos, emojis y jerga codificada como “blues”, “dirty 30s” o “gas”, para referirse a las pastillas falsificadas con fentanilo. Muchas de estas operaciones terminan en pagos peer-to-peer, que representan el 51% de las actividades sospechosas dentro de Estados Unidos, junto con depósitos en efectivo, que alcanzan el 54 por ciento.
Una red con múltiples nodos
Si bien la conexión entre México y China representa el núcleo del tráfico global de fentanilo, el análisis de FinCEN identifica otros países con roles relevantes. En Canadá, especialmente en las provincias de Ontario y Columbia Británica, se detectaron compras de precursores y equipamiento de laboratorio, así como vínculos con organizaciones de tráfico transnacional.

India aparece como proveedor secundario de químicos, con empresas que han sido recientemente procesadas por exportar precursores a Estados Unidos. También se señala a la República Dominicana, donde operan farmacias en línea que venden píldoras falsificadas con fentanilo a clientes en EEUU.
En estos casos, los brokers actúan como facilitadores financieros o logísticos, moviendo dinero entre jurisdicciones y gestionando envíos encubiertos.
El eslabón financiero del narcotráfico
En varios de los esquemas detectados, el lavado de dinero se articula a través de organizaciones especializadas conocidas como professional money laundering organizations (PMLOs). Algunas de ellas están integradas por ciudadanos chinos, que operan dentro de sistemas bancarios informales para mover dinero entre Estados Unidos y China, eludiendo regulaciones de cambio. Otras redes mexicanas utilizan documentos falsificados, cuentas a nombre de empresas ficticias y depósitos fraccionados para mover dinero hacia los cárteles.
Incluso se detectaron maniobras de trade-based money laundering, donde el valor del dinero ilícito se disfraza mediante la compraventa internacional de bienes como celulares o cigarrillos electrónicos. Estas operaciones involucran a compañías en Hong Kong, Emiratos Árabes Unidos y varias ciudades de México, que envían productos desde China o reciben fondos en sus cuentas bancarias como parte de una fachada comercial.