A cien días del rescate de Puerto Vallarta: un parteaguas tras la era de la politiquería
Plumazo: Por Nayar Araiza López
En las pasadas elecciones, Luis Munguía no solo derrotó a MORENA y a Movimiento Ciudadano, sino que les dio una lección contundente. El triunfo fue el reflejo de un hartazgo social generado por el pésimo desempeño de administraciones anteriores, en particular el sombrío periodo de los «Michel». Durante ese tiempo, la administración pública fue convertida en una mera agencia de colocación para compadres y cuotas políticas, donde el nepotismo y los intereses personales dominaron la agenda, fue un gobierno marcado por el desorden, la ambición desmedida y las luchas internas.
Los escándalos administrativos e irregularidades detectadas en la entrega-recepción fueron el colofón de una etapa de rezago y descontento social que dejó una huella indeleble en Puerto Vallarta. Sin embargo, a solo cien días de asumir la presidencia municipal, Luis Munguía está demostrando que es posible revertir esa percepción de desgobierno. El rescate inició con una millonaria inversión, las calles y avenidas de Vallarta están viendo una transformación visible. Su ambiciosa operación para regularizar el servicio de agua potable y alcantarillado, un tema crítico y olvidado, ya está rindiendo frutos, lo que es un parteaguas tras la era de la politiquería.
Luis Munguía entendió algo que sus predecesores nunca vieron: gobernar es resolver, no improvisar; construir, no dividir, por lo que está poniendo el ejemplo de lo que significa gobernar con resultados. Su gestión es un recordatorio de que cuando la política se enfoca en el bienestar común y no en los intereses personales, la transformación es posible. Puerto Vallarta, por fin, está viendo la luz al final del túnel. Va.