Manifestantes de PETA interrumpen audiencia papal y le exigen que condene la tauromaquia

De acuerdo con la organización, cada año decenas de miles de toros son sacrificados en festejos taurinos en todo el mundo, muchos dedicados a santos católicos. En esos eventos, agresores a caballo y a pie clavan lanzas y banderillas en el toro, lo que le causa un fuerte dolor.
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CIUDAD DEL VATICANO (AP) — Dos activistas del grupo de defensa de los derechos de los animales PETA interrumpieron el miércoles la audiencia general del papa Francisco, gritando y sosteniendo carteles contra la tauromaquia antes de ser desalojadas del salón Pablo VI.

Las dos llevaban camisetas que decían “dejen de bendecir corridas” y sostenían carteles con la frase “las corridas son pecado”. PETA ha pedido al papa que corte los lazos de la Iglesia católica con la tauromaquia y condene el “despreciable deporte sanguinario”.

De acuerdo con la organización, cada año decenas de miles de toros son sacrificados en festejos taurinos en todo el mundo, muchos dedicados a santos católicos. En esos eventos, agresores a caballo y a pie clavan lanzas y banderillas en el toro, lo que le causa un fuerte dolor y restringe sus movimientos.

“Como numerosos países están prohibiendo sabiamente esta forma enfermiza de ‘entretenimiento’, el papa Francisco debe condenar este deporte sanguinario y cortar los vergonzosos lazos de la Iglesia católica con la tauromaquia», afirmó la organización en un comunicado reciente en su sitio web.

El Vaticano no hizo comentarios inmediatos a la protesta del miércoles.

El sacerdote británico Terry Martin ha criticado recientemente la tauromaquia en una campaña con PETA, y ha pedido al papa Francisco que la condene.

El sacerdote, de West Sussex, Reino Unido, posó con una casulla roja junto a un toro con el mensaje “torturar animales es un pecado”.

PETA ha señalado que el papa Francisco escribió en su encíclica “Laudato Si” que “todo ensañamiento con cualquier criatura ‘es contrario a la dignidad humana’” y que, desde el siglo XVI, el papa san Pio V prohibió las corridas de toros por considerarlas “crueles” y “alejadas de la piedad y la caridad cristiana”.

                                                         
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