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Ciudad de México. Observadores internacionales coincidieron en que “el mapache no ha muerto”, pues si bien Andrés Manuel López Obrador triunfó en las elecciones del 1 de julio por un amplio margen, ello no es sinónimo de que las elecciones hayan sido totalmente limpias, y una de las pruebas de ello es la elección poblana.
En la conferencia “¡No Pudieron!, los vaivenes del fraude en las elecciones del 1 de julio» la periodista estadunidense y coordinadora de observadores internacionales para los pasados comicios. Laura Carlsen expuso que las prácticas fraudulentas podrían haber incidido en la definición de entre cuatro y seis puntos porcentuales. Por lo cual López Obrador podría haberse acercado al 60 por ciento de la votación.
La académica y observadora electoral, Patricia Escamilla, dijo que no se debe minimizar la prevalencia de prácticas fraudulentas, porque aunque en esta ocasión no lograron hacer daño, en una elección cerrada hubieran cambiado el rumbo de las elecciones.
En la reunión en la que participaron también el activista internacional y periodista austriaco, Leo Gabriel y la abogada y activista defensora de derechos humanos, la colombiana mexicana, Constanza Díaz Sierra, los observadores dejaron en claro que el sistema electoral debe ser modificado, tendría que ciudadanizarse en mayor medida.
Escamilla, quien estuvo de observadora en Morelos, dijo, de acuerdo a la experiencia en este proceso, que prevalece la compra de votos, la intimidación electoral, la promoción de candidato el día de la elección, las visitas domiciliarias para incidir en el voto y la entrega de despensas, pero también hizo notar la existencia de funcionarios de casilla sin haber recibido capacitación y funcionarios de órganos electorales llevando la batuta en mesas de votación, desplazando a los ciudadanos.
Diaz Sierra llamó a sumarse a la denuncia por el “fraude” en Puebla, por limpiar la elección en esa entidad.
Todos reconocieron el mayor compromiso de los ciudadanos que salieron en mayor medida a votar, pero dijeron que su trabajo no termina con la emisión del voto, pues debe continuar en la vigilancia de los candidatos electos, para que cumplan sus propuestas.
