Como parte de las acciones que el Sistema DIF realizó en beneficio de niños y jóvenes de Puerto Vallarta, destacan las 36 mil 223 atenciones que brindó a través de los diferentes programas que conforman la Dirección de Protección a la Infancia (DPI).
Lo anterior es parte de los resultados que presentó en el tercer informe de actividades, la presidenta del organismo, Adriana Gómez Funes, quien detalló que a través de Participación Infantil, Deportes, Preverp Adicciones, Preverp Trabajo Infantil, Preverp Abuso Sexual Infantil, Preverp Embarazo Infantil y Adolescente, se visitaron 49 planteles educativos y 17 colonias, con el objetivo de acercar las herramientas de prevención a la población en los diferentes temas.
Además, precisó que de la mano de DIF Jalisco, más de 400 niños y jóvenes de primaria, secundaria y bachillerato, que participan en los diferentes programas de DPI, recibieron apoyos escolares con el propósito de ayudarlos a reintegrarse al sistema educativo regular o evitar la deserción de las aulas.
Entre los beneficiarios de estos apoyos se encuentra el joven Uziel Azarte Sánchez, quien a través del programa Trabajo Infantil, después de la muerte de su padre, tuvo que comenzar a trabajar para apoyar a su mamá en los gastos de la casa y para sus estudios.
“Cuando trabajaba tenía que salir a lugares diferentes, estar en el sol; era más cansado mi día, llegaba a estar exhausto, además que era un contratiempo en mis estudios, y desde que me han dado el apoyo, sí he sentido un cambio”, afirmó el joven.
La señora María Martha Sánchez Vázquez, madre de Uziel, explicó que para poder subsistir tenía a sus hijos trabajando, “los mandaba a vender papas, empanadas; yo tenía un trabajito desde luego, pero no me alcanzaba lo que estaba percibiendo, era afanadora en una cremería. Para mí el programa de trabajo infantil, es el apoyo que viene a salvar vidas, no tanto a dar bienes, porque un niño trabajando en la calles se expone a un peligro constante”.
Señaló que su hijo antes dejaba de hacer tareas para apoyarla en las ventas, “él tenía que irse a la calle y llevar su caja de panecillos y no volvía hasta que los acabara porque había que darle cuentas al panadero. Ahora él me ha mejorado sus calificaciones, tiene tiempo de hacer tareas. A DIF uno va no porque quiere dinero, sino porque quiere orientación, que nos hagan ver cómo encausarnos para no desesperarnos cuando tenemos problemas en la familia”.