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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Enojado, interrumpiendo a sus entrevistadores con un “¡pérame, pérame!”, el candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, perdió los estribos al ser cuestionado por la corrupción en el gobierno de Enrique Peña Nieto, por su responsabilidad en La Estafa Maestra, así como por los casos de los exgobernadores priistas Javier y César Duarte y Roberto Borge.
“Como servidor público y como hijo de servidor público, me da coraje la generalización y la reducción de lo público a corrupto”, sentenció Meade al responderle a Juan Pablo Becerra Acosta, y hasta reviró que los exgobernadores de Veracruz y Quintana Roo están en la cárcel gracias a su función en la Secretaría de Hacienda.
–¿Presentaste alguna denuncia contra algún alto funcionario de Rosario Robles? –le preguntó Carlos Puig en la primera parte de la entrevista colectiva.
–A mí me correspondió denunciar hechos, no funcionarios –atajó Meade.
–¿Te encontraste un cochinero en Sedesol? –insistió Puig.
Meade realizó una larga exposición sobre lo que le correspondía hacer como secretario, para al final de la entrevista quejarse de que le preguntaron en mayor medida sobre algo que le corresponde más a la Auditoría Superior de la Federación.
–¿Enrique Peña Nieto es honesto? –preguntó Silva Herzog Márquez.
–Sí… La pregunta relevante en esta elección es: ¿Ricardo (Anaya) lo es? No, porque hizo negocios desde el poder. ¿Andrés Manuel lo es? No. En la boleta está un funcionario y ese soy yo.
En la primera y tensa parte de los 90 minutos de la entrevista colectiva, Meade trató de evadir los insistentes cuestionamientos sobre la herencia de corrupción de la administración peñista para insistir en que, en esta elección, lo más importante es “la confianza” y no la indignación. “El tema de la elección es quién genera confianza”, justificó.
–¿El PRI genera confianza? –le pregunto Azucena Uresti.
–Sí. No estoy hablando para las élites. Estoy hablando para la gente que su dinero le va rendir menos.
Cuando la conductora, como en otros casos, quiso contrapuntearlo, Meade le dijo: “¡Pérame, Azucena, pérame!”. Lo mismo le dijo a Carlos Puig cuando le cuestionó que la inversión pública en este sexenio es una de los más bajas en los últimos gobiernos.
–¿No le pesa el PRI? –lo acorraló Azucena Uresti.
–Estamos diciendo que vamos a ganar –contestó molesto Meade.
–Tú nos dices que Peña fue un presidente honesto, en medio de un gobierno corrupto. Nos dices que fuiste secretario de Hacienda, en medio de un gobierno corrupto –inició su pregunta Héctor Aguilar Camín.
–Eso lo dices tú –le corrigió Meade.
–Lo que nos interesa a los ciudadanos es que no hay un funcionario limpio en medio de una red de corrupción. ¿De qué tamaño es esa red de corrupción? –le preguntó Aguilar Camín.
–Y tienes toda la razón, pero el que está en la boleta soy yo –reviró Meade.
El pentasecretario de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto señaló que para combatir la corrupción se necesitan “ministerios públicos autónomos y un presidente sin fuero”.
Enseguida habló de los casos de Singapur, de Hong Kong, en Corea del Sur, en Italia, pero volvió a molestarse cuando le insistieron en la corrupción.
En la última parte de la entrevista, Meade abundó sobre la estrategia de inseguridad pública y el combate al crimen organizado.
Sin embargo, volvió a molestarse con Puig cuando el reportero le recordó que los errores cometidos en este sexenio fueron por decisiones tomadas por Peña Nieto, como el hecho de desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública para dejarla en la Secretaría de Gobernación.
“Tú crees que la política pública es una cosa de nombres y apellidos”, le reprochó Meade.
El candidato del PRI rechazó la posibilidad de la amnistía porque lo que ha cambiado es “la estructura de ingresos del crimen organizado” y “con la delincuencia organizada hoy no puedes tener diálogo”.