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Desde lanzar una unidad de datos de minería para hallar puntos sensibles en la cadena de suministro hasta enviar funcionarios para movilizar aliados en estados clave de Estados Unidos, México y Canadá están reforzando la defensa de un tratado de libre comercio clave que Donald Trump amenaza con acabar.
Trump culpa al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) por la pérdida de millones de empleos en la industria manufacturera de Estados Unidos y ha amenazado con salir del acuerdo si no es posible mejorarlo.
Ante temores de las interrupciones masivas que esto podría causar, los dos vecinos de Estados Unidos y a la vez enormes mercados de exportación se han focalizado en los sectores más expuestos a un quiebre del libre comercio y con peso político para influir en Washington.
Eso abarca muchos de los estados que llevaron a Trump al poder en noviembre y a políticos de alto nivel como el vicepresidente Mike Pence y al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
Directores ejecutivos de empresas que integran consejos de negocios de Trump también son objetivos clave, de acuerdo con fuentes cercanas a la estrategia de cabildeo.
México, por ejemplo, ha encontrado potenciales aliados en los gobernadores de Texas, Arizona e Indiana.
Autoridades en Michigan, Carolina del Norte, Minnesota, Illinois, Tennessee, Wisconsin, Ohio, Florida, Pennsylvania, Nebraska, California y Nuevo Mexico también están en la lista de prioridades de México, dijeron las fuentes.
Funcionarios de México y Estados Unidos han tenido «cientos» de reuniones desde que Trump asumió, dijo Moisés Kalach, director del Consejo Estratégico de Negociaciones Internacionales del Consejo Coordinador Empresarial, una influyente cámara empresarial que lidera la defensa del TLCAN.
Por su parte, Canadá tiene una lista de 11 estados que considera son los que más perderían si se desmantela el tratado, que inició en 1994.
Para identificar a potenciales aliados entre las compañías del vecino del norte, el Consejo contrató a IQOM, una consultoría liderada por los negociadores originales del tratado, Herminio Blanco y Jaime Zabludovsky.
En un caso, el análisis encontró que en Indiana, un tipo de motor representó cerca de una quinta parte de las exportaciones del estado a México, de cinco mil millones de dólares. El equipo de Kalach identificó a un proveedor local del producto y lo puso en contacto con su principal cliente en México.
«Dijimos: ve hablando con tu gobernador, habla con los congresistas y háblale a tu ex gobernador el vicepresidente Pence y explícale que si esto ‘goes wrong’ (sale mal), vas a cerrar la empresa», dijo Kalach. El directivo no mencionó el nombre de la compañía.
Trump volvió a la carga la semana pasada al decir que el acuerdo debía terminar, tras lo cual recibió llamadas de los líderes de Canadá y México, Justin Trudeau y Enrique Peña Nieto, y acordó con ellos renegociarlo.
Kalach dijo que el trabajo de cabildeo tuvo mucho que ver en el cambio de postura de Trump.
«Hubo una gran movilización. Te puedo decir que no paró de sonar el teléfono en la oficina de (el secretario de Comercio Wilbur) Ross. No paró de sonar en la oficina de Gary Cohn, del equipo de la oficina de Priebus. No pararon de llegar las visitas a la Casa Blanca», narró.
Entre los que llamaron a la Casa Blanca y a otros sectores de la administración Trump estuvieron el jefe de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Tom Donohue, funcionarios del Business Roundtable y directores ejecutivos de ambos grupos, de acuerdo con fuentes cercanas a las discusiones.