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Migrantes que llegan a la CDMX sufren deshidratación, tos, diarrea, cansancio y “pies destrozados”

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Deshidratación, pies destrozados, enfermedades de la garganta y el estómago, así como profundo cansancio son los principales problemas de salud con los que han llegado los migrantes del éxodo centroamericano al albergue instalado en el estadio Jesús Martínez “Palillo”, en el deportivo Magdalena Mixhuca.

De acuerdo con personal de la Secretaría de Salud del gobierno capitalino y de la Cruz Roja Mexicana que instalaron carpas y ambulancias en el albergue, los migrantes llegan a pedir curación en sus pies, debido a que la caminata que iniciaron el pasado 12 de octubre en San Pedro Sula, Honduras, ha acabado con sus zapatos y los ha obligado a andar en chancletas de baño o, de plano, descalzos.

Además, niños y adultos presentan síntomas de laringitis y faringolaringitis, debido a los cambios de clima que han experimentado, específicamente a su paso por Puebla, y su llegada a la Ciudad de México durante los días en los que bajó la temperatura.

“El problema es que llegaban con la ropa mojada y se la dejaban puesta”, comentó a apro una enfermera en uno de las carpas de la Sedesa. Además, al provenir de zonas donde hace calor, no traen chamarras ni ropa abrigadora para cubrirse de las bajas temperaturas. Otros más, incluso han tenido que dormir a la intemperie y soportar lluvia y frío.

Respecto a población adulta y adultos mayores, los médicos han atendido a personas con problemas de presión alta. Además, según el reporte del gobierno capitalino, hasta la noche de ayer, se detectaron infecciones respiratorias agudas, colitis, gastritis, dermatitis y diarrea.

En una ambulancia de la Cruz Roja, paramédicos atendieron a un hombre de 40 años con quemaduras de segundo grado en el brazo ocasionadas al hacer contacto con el escape caliente del tráiler en el que se subió para llegar a la capital.

El personal médico entrevistado comentó que cuentan con medicamentos para atender a las personas, aunque no son suficientes. Por ejemplo, les faltan antibióticos y agua embotellada. “Tenemos suero en polvo, pero no tenemos agua potable en qué disolverlo”, aseguraron.

A las carpas de salud también han llegado embarazadas que piden servicio de ultrasonido para verificar el estado de su bebé en gestación. Otras mujeres han pedido pruebas de embarazo. Sin embargo, en ambos casos, el personal no cuenta con el material necesario para atenderlas.

Desde el pasado lunes, la Sedesa echó mano de médicos, enfermeras y psicólogos de centros de salud de su red pública más cercanos al albergue. Además, este martes llevó al menos un “Medibús” para completar la atención a quien lo requiera.

Hasta el corte informativo de ayer por la noche se habían realizado 141 consultas médicas y dos urgencias; además de que se habían aplicado 60 vacunas de tétanos e influenza. También se llevaron a cabo dos exámenes de laboratorio y 140 consultas psicológicas.

Según la autoridad, las consultas se realizarán las 24 horas del día y se preveía que Protección Civil llevaría los servicios de la Clínica Especializada Condesa.

En el estadio también se instalaron cubículos para ayuda psicológica, por la situación social y familiar que enfrentan los migrantes, y hasta consultorios dentales.

Además de la medicina científica, al albergue han llegado agrupaciones que ofrecen tratamientos alternativos que, de manera independiente, ofrecen medicina naturista en gotas o ungüentos, además de masajes para aliviar torceduras y tensión muscular por estrés.

“Esta gente ha sufrido mucho, vienen huyendo de sus países, dejaron a sus familias. Lo mínimo que podemos hacer es brindarles ayuda naturista”, contó Jesús Ramírez, de “Iglesias por la Paz, Salud y Naturaleza”.

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