Este fenómeno sería similar a cuando las y los usuarios de redes sociales elogiaron la “belleza” de Ovidio Guzmán López al ser capturado tras el “Culiacanazo” en 2019
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Este miércoles 27 de marzo, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) federal informó sobre la detención de Gabriel “N”, joven de 25 años que era buscado por autoridades del estado de Wyoming, en Estados Unidos, por supuestos delitos de posesión de armas de fuego, asociación delictuosa y otros temas relacionados con el narcotráfico y la distribución de droga.
Tan pronto se dio a conocer esta detención por parte de las autoridades mexicanas, las y los usuarios de redes sociales comenzaron a comentar estas acciones de seguridad. Específicamente, la gran mayoría de internautas pusieron su atención en las fotografías compartidas después del operativo efectuado por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Secretaría de Marina (Semar), así como la Fiscalía General de la República (FGR).
Los comentarios se centraron en la complexión y los rasgos físicos del detenido, el cual, se puede observar, tiene una complexión delgada, torso ancho, brazos y piernas largas, al igual que rasgos faciales finos y cabello rubio. Todos estos elementos llevaron a que Gabriel “N” fuera comparado con un hombre twink, sumado a su historial como miembro del crimen organizado. Lo anterior llevó a que se le bautizara como un “narcotwink”.
No obstante, las reacciones en la red social X igualmente se centraron en criticar por qué las personas ―especialmente de la comunidad LGBT+― hacían referencia a este tipo de cosas tan frívolas y que se desviaban de entender la criminalidad y el grado de violencia de la mayoría de los capos del narco en México.
¿Qué es un “cuerpo twink”?
El término twink deriva del contexto LGBT+ y se refiere a un tipo de corporalidad masculina asociada con juventud, delgadez, piel tersa y ausencia de vello corporal. Esta categoría ―ampliamente difundida en redes sociales, plataformas de citas y la industria del entretenimiento para adultos― se ha convertido en un ideal de belleza dominante en ciertos espacios de la sociedad.
El cuerpo twink representa una estética que remite a la blancura, la androginia y la estilización del cuerpo joven. Si bien no todas las personas se identifican con este modelo, su presencia constante en medios y redes influye en las nociones de deseo, aceptación y visibilidad dentro del colectivo.
En este sentido, la belleza twink no solo configura un ideal estético, sino un sistema de reconocimiento que limita la representación y refuerza dinámicas de exclusión, pese a tratarse de una comunidad históricamente marginada.
Ovidio Guzmán, el hijo de “El Chapo” al que también “chulearon” por su belleza
Tras la detención fallida de Ovidio Guzmán López, alias “El Ratón”, en octubre de 2019 en Culiacán, Sinaloa, las redes sociales también exaltaron su apariencia física y generaron una narrativa que desvió la atención del operativo militar conocido como “El Culiacanazo”. Así pues, el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán recibió apodos como “El Narco Guapo” y “El Chapo Junior”. Esto en una ola de comentarios que romantizó su imagen y minimizó su papel como presunto líder del Cártel de Sinaloa.
Fotografías difundidas durante el operativo mostraron a Guzmán con expresión serena, lo que impulsó publicaciones donde usuarios lo describieron como “atractivo” o “varonil”. Esta representación se viralizó en plataformas como Twitter (en ese entonces), Facebook y TikTok, con memes, canciones y videos centrados en su figura como cabecilla de Los Chapitos.
¿Hay alguna explicación seria de este fenómeno?
Expertos en comunicación y criminología han señalado que este fenómeno refleja la normalización del narcotráfico en el imaginario colectivo del país. La figura del capo, convertida en objeto de admiración, debilita el discurso oficial sobre violencia, ilegalidad y crimen organizado en México.
Con lo anterior, la detención de Ovidio Guzmán no solo evidenció fallas en la estrategia de seguridad del Estado mexicano, sino también reveló una dimensión cultural donde la narcoviolencia adquiere componentes simbólicos que influyen en la percepción pública.