No fue el narco, las autoridades me amenazaron para que dejara de buscar a mi hijo: el relato de una madre buscadora

Socorro Gil pide que se investigue al fiscal regional de Acapulco que desapareció pruebas y la amenazó para que dejara de buscar a su hijo

infobae.com

Desde el 5 de diciembre de 2018 Socorro Gil Guzmán espera descubrir del otro lado de la línea la voz de su hijo desaparecido. El timbre vuelve a sonar pero esta vez escucha a un hombre que le dice el lugar en el que tiene que buscar la fosa clandestina de Jonathan Guadalupe Romero Gil.

Socorro Gil es una de las líderes del colectivo Memoria, Verdad y Justicia de Acapulco, está acostumbrada a realizar jornadas de búsqueda sin el apoyo de las autoridades, así que decide buscar con sus compañeras por dos días pero sin resultados. La voz que la iba a llevar al punto exacto jamás tuvo rostro. No apareció:

“No sé si lo hicieron nada más como broma. No sabemos nada, ni dónde están nuestros hijos, ni si quienes nos llaman son gente mala. Yo no puedo asegurarte si son criminales los que me llaman”, lanza la madre buscadora en entrevista con este reportero.

Socorro Gil abunda: “Nos escriben normalmente por Facebook con perfiles falsos y en ocasiones nos dan información real de donde tenemos que ir a buscar”; aunque resalta que los criminales ya no se esconden, cometen sus crímenes a plena luz del día, permitiendo que testigos los vean y -quizá sean ellos- les llamen a ellas, por que saben del dolor que sufren al buscar a sus desaparecidos.

“Ya no se esconden para matar, para llevarse a la gente, para sepultarla”.

Socorro enfatiza que no sabe si son criminales quienes le llaman, pero reconoce que sería capaz de una tregua para que le digan dónde está su hijo. De lo que sí está segura es que ninguna autoridad ha citado a declarar al fiscal que la amenazó y desapareció las pruebas de la desaparición de su hijo: David García Muñoz, exfiscal regional de Acapulco.

“A lo mejor sí sería una buena opción. Tal vez hablando con ellos no sé, tal vez platicando, viéndonos de cerca, pudieran ellos tocarse el corazón y decirnos dónde están nuestros hijos o que dejaran de desaparecerlos”.

Colectivo Memoria, Verdad y JusticiaColectivo Memoria, Verdad y Justicia de Acapulco

“Desaparecer a los desaparecidos”

Hace unas semanas colectivos de Jalisco, Chiapas y Guerrero denunciaron la presunta existencia de una campaña nacional -iniciada desde el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador- para “desaparecer a los desaparecidos”, cuestionar la labor de las madres buscadoras y revictimizar a las familias que buscan a los 124 mil 835 personas desaparecidas y no localizadas del país.

  • El 5 de febrero las Madres en Resistencia Chiapas publicó un comunicado señalando lo siguiente: “Nos sentimos profundamente indignadas ante lo que consideramos una burla hacia nuestro sufrimiento y el trabajo que estamos realizando, sin apoyo institucional para encontrar a nuestros familiares”, la razón, la orden del Ayuntamiento de Berriozábal para quitar las fichas que habían pegado 4 días antes.
  • El pasado 16 de febrero, el Colectivo una Luz de Esperanza realizó una jornada masiva para pegar las fichas de búsqueda de sus familiares desaparecidos que días antes el Gobierno Municipal de Guadalajara -señalan- ordenó retirar: “Combatimos la indiferencia y apostamos a la memoria colectiva, la justicia y la visibilidad de la crisis de desapariciones”, declaró Héctor Flores, quien desde el 18 de mayo de 2021 busca a su hijo Héctor Daniel Flores Hernández, desaparecido por presuntos agentes de la FGJ de Jalisco.

El colectivo Memoria, Verdad y Justicia de Acapulco sufrió algo similar. El gobierno municipal ordenó despegar las fichas de búsqueda que pusieron en espacios turísticos: “Que las quiten. A mí si 20 veces me quitan la ficha de mi hijo, 20 veces la vuelvo a pegar, porque siempre camino con sus fichas de búsqueda en mi cartera”.

Lo peor señala Socorro Gil es cuando las autoridades comienzan a estropear las investigaciones y la búsqueda de sus familiares:

Tiene como tres años que nos han estado negando las búsqueda en colectivo, no las quieren dar individual, porque saben que así no podemos salir a buscar a campo y no avanzamos. Esa negación es una forma de revictimizarnos, nos niegan el derecho a buscar. Quieren que dejemos de buscar a nuestros hijos”.

Colectivo Memoria, Verdad y JusticiaColectivo Memoria, Verdad y Justicia de Acapulco

Jonathan Guadalupe Romero Gil

Eran las 7 de la noche del 5 de diciembre de 2018 cuando Jonathan, un joven de 25 años, salió de su casa; iba en compañía de un amigo y se dirigían a jugar un partido de futbol que se celebraría a las 9 de la noche. Nunca llegaron al partido ni regresaron a sus casas. Testigos vieron como elementos de la policía los estaban registrando cerca del Zócalo de Acapulco: Jonathan sigue en calidad de desaparecido; su amigo apareció muerto al día siguiente.

“Una amiga pasó justo cuando la policía se estaba llevando a mi hijo y me avisó, pero Jonathan nunca llegó a los separos.

El Muchacho se llamaba Carlos -recuerda Socorro y brotan más detalles-. Ahí donde apareció muerto se encontraron cámaras donde se ve claramente que los policías fueron a tirar el cuerpo. Todas esas pruebas el fiscal que estaba en ese momento las desapareció”.

Socorro Gil pasó todo el sexenio obradorista intentando que el caso de su hijo no quedara en el olvido. En 2023, incluso, Jonathan fue parte de los nombres que el Gobierno Federal dio por “encontrados”, sin tener datos de ello; su madre necesitó de un amparo para que se le reincluyera en el registro de desaparecidos.

También sufrió de la violencia institucional. “Todas las pruebas del caso de mi hijo están desaparecidas y la carpeta, me dicen, está en ‘inicial’. Yo me aprendí el número de la patrulla que sale en los videos; han llamado a declarar a los policías que participaron ese día, pero sin las pruebas, ¿de qué los van a acusar? No han querido citar al (ex)fiscal David García Muñoz que se encargó de desaparecer las pruebas y amenazarme para que yo dejara de buscar a mi hijo».

Por su seguridad, Socorro Gil Guzmán dejó Acapulco, se fue con sus hijas porque la amenazaron con llevárselas si seguía presionando al fiscal: “Muchas veces quise morirme, no quería vivir, sentía que el dolor era demasiado, pero las ganas de quererlo encontrar fueron las que me hicieron levantar, porque desgraciadamente vivimos en un país donde la justicia no existe, también está desaparecida con nuestros hijos”.

                                                         
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