En las últimas semanas, diversos narcos de alto perfil han tratado de mantenerse fuera del radar continuando sus operaciones en la capital
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Figuras clave del Cártel de Sinaloa se están desplazando hacia la Ciudad de México para evitar ser atrapadas en medio de la lucha violenta entre las facciones de Los Chapitos y La Mayiza, así lo afirmó la periodista Anabel Hernández. Esta reubicación coincide con recientes detenciones, asesinatos y fugas que involucran a operadores clave de la organización criminal en la capital del país.
Durante una mesa de análisis en el programa Aristegui Noticias, la periodista de investigación subrayó que esta reubicación forma parte de una estrategia para mantenerse al margen del conflicto que ha fragmentado a uno de los grupos criminales más poderosos del país y que ha llenado de violencia al estado de Sinaloa.
Según la autora de Los Señores del Narco, desde hace más de un año se observa un fenómeno discreto pero constante: miembros del cártel que antes tenían su base de operaciones en Sinaloa han comenzado a abandonar el estado ante la escalada de violencia interna. Varios de ellos han optado por refugiarse en la capital del país, buscando pasar desapercibidos y evitando participar activamente en la guerra entre los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y la estructura que dejó Ismael “El Mayo” Zambada. “Se salieron de la plaza caliente para esperar a que pasara la ola”, dijo la periodista.
Anabel Hernández explicó que no se trata de simples operadores de bajo perfil, sino de jefes de plaza, coordinadores financieros, traficantes de fentanilo y lavadores de dinero que han decidido trasladar sus actividades —o esconderse— en zonas residenciales de la CDMX, particularmente en alcaldías del sur como Tlalpan, Álvaro Obregón y Coyoacán.
La capital, señaló, representa un entorno donde los narcotraficantes se sienten más seguros, protegidos por el anonimato que les brinda la complejidad urbana, e incluso por posibles vínculos con actores políticos o empresariales.
Este fenómeno no es nuevo, pero se ha intensificado recientemente. Hernández recordó que desde los años noventa, figuras como Amado Carrillo Fuentes ya utilizaban la Ciudad de México como refugio, y advirtió que actualmente podría estar ocurriendo algo similar. “La pregunta que hay que hacerse es: ¿por qué se sienten tan seguros aquí? ¿Quién les brinda protección?”, cuestionó.
Detención de Leobardo García Corrales, alias <i>Leo</i>
Uno de los casos más representativos de esta migración criminal es el de Leobardo García Corrales, alias Leo o Leobas, quien fue detenido el pasado 2 de abril por autoridades federales en la colonia Jardines de la Montaña, alcaldía Tlalpan. La operación fue realizada por elementos de la Fiscalía General de la República (FGR) y de la Secretaría de Marina (Semar).
La Administración para el Control de Drogas (DEA) ofrecía hasta 4 millones de dólares por su captura. Según los registros del Registro Nacional de Detenciones (RND), vestía camisa de cuadros, pantalón de mezclilla azul y zapatos negros al momento de su aprehensión. El operativo se realizó en el Boulevard Adolfo Ruiz Cortines, una zona residencial de alta plusvalía.
García Corrales es señalado como un operador clave en el tráfico de fentanilo, estrechamente vinculado tanto a Ismael “El Mayo” Zambada como a Joaquín “El Chapo” Guzmán. Según la DEA, en agosto de 2022, sostuvo una reunión en un rancho de Sinaloa donde coordinó el envío de fentanilo por correo hacia Nueva York, ofreciendo el opioide sintético a 15.000 dólares el kilo. En otro episodio, se documentó la entrega de 10 kilogramos del mismo opioide en California.
Anabel Hernández afirmó que Leo mantenía una estrecha relación con Ana Karen Val Medina, exalcaldesa de Elota, Sinaloa, quien, asegura, habría sido colocada en el cargo con apoyo del propio García Corrales y su socio René Bastidas, alias El 00.
Asesinato de “El Cabo 30″ en Topilejo
Un día antes, el 2 de abril, fue asesinado Rodolfo López Arellano, alias El Cabo 30 o El Solecito, presunto operador del cártel y uno de los generadores de violencia más buscados en Tijuana, Baja California. Su ejecución ocurrió en San Miguel Topilejo, alcaldía Tlalpan, al sur de la capital.
De acuerdo con los reportes preliminares difundidos por el periodista Antonio Nieto, el ataque ocurrió en un predio donde operaba un palenque clandestino, utilizado para peleas de gallos. La agresión fue directa: varios sujetos armados interceptaron a López Arellano, le cerraron el paso y le dispararon a quemarropa. Recibió ocho disparos, tres en el hombro izquierdo, dos en la espalda, uno en el glúteo derecho y uno en la oreja derecha, según reportes de La Prensa.
López Arellano había tenido un historial de lealtades cambiantes. Originalmente formó parte de Los Cabos, brazo armado del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), creado en 2015 para controlar la zona costa de Tijuana y facilitar el tráfico de heroína, fentanilo y metanfetamina hacia Estados Unidos. Sin embargo, en 2019, él y otros líderes como El Cabo 50 rompieron con el CJNG y se alinearon con el Cártel de Sinaloa, específicamente con la facción de La Mayiza, vinculada a los hermanos Arzate García, conocidos como Aquiles y René.
En 2022, la Secretaría de la Defensa Nacional lo integró a una lista de 125 objetivos prioritarios, en la que figuraban operadores de alto nivel del CJNG, del Cártel de Sinaloa y de los Arellano Félix. López Arellano fue señalado como coordinador de sicarios en colonias con alta incidencia homicida en Tijuana, como Sánchez Taboada, Natura y La Presa Rural. Su estructura también estuvo relacionada con células llamadas “batacas”, dedicadas a ejecuciones en cadena para controlar zonas clave.
Fuga de “El Ingeniero” en Santa Fe
Unos días antes, el 29 de marzo, otro operador de alto perfil del Cártel de Sinaloa logró evadir su detención en la Ciudad de México, en un episodio que ha generado cuestionamientos sobre las condiciones de seguridad en la capital. De acuerdo con información de Carlos Jiménez y el periodista Luis Chaparro, se trata de José Olivas Chaidez, alias El Ingeniero o El Blanco, identificado como coordinador de tráfico de cocaína para “El Chapo” y “El Mayo”.
La FGR, con apoyo de la Interpol, montó un operativo en el hotel The Westin Santa Fe, ubicado en la alcaldía Álvaro Obregón, tras recibir informes sobre la presencia del capo en un evento familiar: la fiesta de XV años, presuntamente de su hija, al momento del intento de captura.
Aunque inicialmente fue asegurado por tres elementos de investigación, la situación se descontroló cuando los escoltas del capo y otros guardias presentes en la celebración desarmaron y agredieron a los agentes, permitiéndole escapar. Según testimonios, los asistentes fueron advertidos de no tomar fotos ni grabar videos, y la operación ocurrió justo cuando se proyectaba un video de presentación de la quinceañera. Pese a la irrupción, la fiesta continuó horas después con la mayoría de los hombres ya retirados del lugar.
El Ingeniero es un viejo conocido de las autoridades estadounidenses. En 2016, fue incluido en la lista de narcotraficantes internacionales del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, junto con Juan Manuel Álvarez Inzunza, por su participación en el lavado de millones de dólares producto del narcotráfico en México, Centroamérica y Sudamérica. Su rol específico era la coordinación del envío de cocaína al sur de California.
“El Flaco”: operador de El Mayo en el AICM
A estos casos se suma el de José Ángel Rivera Zazueta, alias El Flaco, a quien Anabel Hernández identifica como el principal operador de Ismael “El Mayo” Zambada en la Ciudad de México. Según la periodista, su tarea principal es controlar el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para facilitar la entrada y salida de drogas y precursores químicos
Rivera Zazueta habría escalado dentro del Cártel de Sinaloa hasta ocupar un lugar de confianza directa de “El Mayo”. En su libro La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa, Hernández documenta que el capo soborna con miles de dólares mensuales a miembros de diversas dependencias para mantener su operación en el AICM.
En 2023, fue designado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) por liderar una red criminal internacional con presencia en América, Europa, Asia y Oceanía. Rivera Zazueta también intentó establecer rutas de tráfico en Italia y abrir una fábrica de jabón como fachada para lavar dinero. Según las investigaciones, su padre controla casas de cambio en Italia y tiene contactos con la CIA.