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CIUDAD DE MÉXICO (apro).—En una carta enviada al episcopado chileno, el Papa Francisco admite que se equivocó al defender públicamente al obispo chileno Juan Barros, quien es acusado de encubrir al sacerdote pederasta Fernando Karadima.
En su misiva, el pontífice señala que, durante su pasado viaje a Chile, cometió “graves equivocaciones de valoración y percepción” al defender a Barros, por lo que hoy siente “vergüenza” y “dolor”.
Dice la carta:
“En lo que me toca, reconozco y así quiero que lo trasmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada. Ya desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí y espero poder hacerlo personalmente”.
Una de las víctimas del sacerdote Karadima, Juan Carlos Cruz, ha señalado que el religioso pederasta abusaba sexualmente de él en presencia del obispo Barros, por lo que varias organizaciones civiles chilenas ya llevan tiempo pidiendo que se castigue al obispo, por el delito de encubrimiento.
Pero en su viaje a Chile, al preguntársele sobre el asunto, el Papa Francisco aseguró que todas estas acusaciones eran meras “calumnias” para desprestigiar al obispo, y, molesto, les pidió a las víctimas que aportaran pruebas.
El Vaticano ordenó una investigación sobre el caso, realizada por el arzobispo de Malta, Charles J. Scicluna –quien por cierto también investigó al sacerdote pederasta Marcial Maciel–. Y el resultado de estas pesquisas inculpa al obispo Barros.
De ahí que, ahora, el Papa pida perdón a las víctimas. Y ya se habla de la inminente renuncia del obispo Barros, ante las evidencias de encubrimiento.
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