Reforma 12 Apr 2018
Roberto Zamarripa
La noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala habrían sido desaparecidas entre 50 y 60 personas y no 43; hubo seis muertos más y policías de ese municipio, Cocula y Huitzuco participaron en auxilio de sicarios de Guerreros Unidos (GU).
Jefes de esa organización criminal dieron órdenes desde Chicago de involucrar a policías en la detención de estudiantes y de pedir apoyo del Gobierno de Guerre ro ante la magnitud del conflicto desatado.
Lo anterior está documentado en conversaciones telefónicas sostenidas por jefes de GU con sicarios en Iguala. Dichas conversaciones, a través de mensajes de Blackberry e interceptadas por agencias estadounidenses con autorización de un juez, forman parte de un expediente judicial con el que se procesa a ocho operadores de GU en Chicago.
Los ocho están detenidos en una cárcel de Illinois por tráfico de droga y no han sido interrogados por los hechos de Guerrero.
Conforme esas versiones, junto con la agresión de GU a los estudiantes de Ayotzinapa movilizados en Iguala, ocurrió un enfrentamiento armado con un grupo de Los Rojos en el que hubo por lo menos seis muertos.
Los integrantes de GU creían que un grupo de Los Rojos, enviados por Santiago Mazari, alias “El Carrete”, pretendía tomar la plaza de Iguala y supusieron que la movilización estudiantil era parte de la operación rival.
Las comunicaciones están en poder de la PGR y una parte de ellas fueron compartidas en distintas reuniones con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y familiares de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos hace cuatro años.
REFORMA accedió a algunas transcripciones aportadas por el Gobierno de EU a las autoridades mexicanas.
En sus comunicaciones, los jefes en Chicago tienen versiones diferentes del número de desaparecidos e ignoran el paradero.
En una conversación hablan de “60 paquetes” en alusión al número de personas capturadas y posteriormente desaparecidas, 17 más que los 43 normalistas hasta ahora conocidos.
Pablo Vega, uno de los líderes criminales en Chicago, afirma en otra de las conversaciones con “Covra”, una semana después de los hechos que hay “50 chavos desaparecidos”.
“Covra” responde: “En la madre. Tantos…ps dónde los metieron? Tantos”.
Los jefes de Guerreros Unidos en Chicago fueron conociendo casi al momento lo que ocurría en Iguala pasando de la tensión al desconcierto. Dieron órdenes, pidieron apoyos de policías y autoridades, reclamaron y al final quedaron desconcertados por la situación.
Conocieron versiones de 60 desaparecidos, de varios muertos y de un descontrol en las detenciones y ejecuciones.
La historia de lo que ocurrió en Iguala a través de mensajes de Blackberry, tiene detalles hasta ahora no conocidos y en otros casos ratificaciones de lo ya revelado. Las pláticas entre jefes en Chicago y operadores criminales en Iguala agregan datos a la incertidumbre: aparentemente más desaparecidos, pero no despejan la gran incógnita: ¿dónde están?
Parte de las escuchas corresponden al caso No. 1:14cr-00705 de la Corte Norte de Illinois donde se acusa a “Silver” (como lo identifica la autoridad judicial estadounidense), Pablo Vega y otros socios de introducir a Chicago grandes cantidades de cocaína y heroína.
Agencias estadounidenses interceptaron bajo autorización judicial, 11 teléfonos celulares entre fines de 2013 y octubre de 2014 como parte de su búsqueda de los presuntos narcos guerrerenses. El 9 de diciembre de ese año fueron detenidos en Chicago Roberto Sánchez, Eliseo Betancourt e Isaías Mandujano y en Oklahoma fue capturado Pablo Vega Cuevas y Alexander Figueroa.
Las conversaciones, principalmente de mensajes por Blackberry, fueron interceptadas en ocho periodos distintos en ese lapso. En el séptimo periodo de intercepción ocurrido del 24 de septiembre al 24 de octubre de 2014, los agentes estadounidenses pudieron captar una intensa comunicación a partir del día 26 y días subsecuentes donde los narcos deliberan qué hacer con los normalistas.
REFORMA accedió a varios de los mensajes.
En una de las conversaciones ocurrida sobre la una de la tarde del 27 de septiembre, horas después de los hechos, “Silver” uno de los jefes narcos y quien presuntamente es testigo protegido, pregunta cómo van las cosas.
Un personaje identificado como “Soldado del Amor” responde: “se metieron los contras y hubo un vergasero”.
“Silver” ordena en su respuesta: “Ira que hagan una demanda colectiva al gobierno y una marcha con los de transportes”.
“Soldado” le refiere que eso ya lo hacen. “Van a tapar todas las entradas”, le dice.
“¿Todavía no hay Marina, verdad? Ira hay una entrada después del tope que
viene de Chilpo (Chilpancingo) que la recorran y que ‘El Cholo’ esté alerta y alerte a la gente”, ordena “Silver” desde Chicago.
“El Cholo” es Alejandro Palacios un operador de Guerreros Unidos.
Dos horas después “Silver” recibe otro reporte ahora de un personaje identificado como “Aníbal”.
“Solo que llevaban 60 paquetes ya guardados (en referencia a personas detenidas-desaparecidas) y otros con San Pedro (asesinados) de aquellos y solo heridos de este lado incluyendo la sirvienta de ‘El Oso’”.
La referencia a “la sirvienta de El Oso” podría aludir a alguna integrante del grupo que obedecía órdenes de Osiel Benítez, Alias “El Oso” y jefe operativo de Guerreros Unidos en la zona.
En el mismo mensaje, “Aníbal” le dice a su jefe “Silver”: “ya le dije a Gil (otro de los operadores de GU) que cerrara la entrada por Mezcala con comunitarios y ahorita ya está el tapón y además pongamos más comunitaria”.
La razón de la desaparición es para dar un escarmiento al grupo rival de “Los Rojos”. Conforme los datos, los integrantes de Guerreros Unidos asentados en Tierra Caliente reportan a sus jefes en Chicago que grupos de “Los Rojos” pretenden “tomar la plaza” de Iguala y que viajan en camiones.
En otra plática, “Silver” ordena la tarde del 27 de septiembre que se pida apoyo a las policías municipales de Iguala, Cocula y Huitzuco y que se busque al Procurador estatal Iñaki Blanco para que les apoye en la acción.
Pero un personaje identificado como “Romeo” le responde que Blanco ya los traicionó y que incluso Santiago Mazari “El Carrete”, estaría detrás de la operación de los estudiantes.
“Sí Sr. el puto procurador está con aquellas mierdas. Los paquetes (detenidosdesaparecidos) ya dijeron que el carrete les pagó. Tienen gente de Morelos, Estado de México y Chilpancingo”, dice el mensaje
Es decir, que algunos detenidos habrían dicho que fueron enviados por el capo “El Carrete” para atacar a Guerreros Unidos.
“Silver” pide también que acudan con el Alcalde José Luis Abarca para que les auxilie.
‘NOS VA A COSTAR’
Pablo Vega, otro de los jefes de la banda criminal Guerreros Unidos en Chicago, y quien ahora ya se encuentra detenido una cárcel de Illinois, sostiene una conversación con “Vitola 08”.
Vega le dice que en los autobuses que entraron a Iguala “iban los contras”, en referencia a sicarios de “Los Rojos”. Pero “Vitola 08” le explica que “también los ayotzinapos fueron a hacer su desmadre a los autobuses, en los autobuses eran los ayotzinapos”.
Pablo Vega le replica: “pero la balacera era contra Los Rojos, algo así me dicen”. Sin embargo, “Vitola” le dice que los policías municipales que apoyaron a los sicarios de Guerreros Unidos dispararon contra un camión que transportaba a jugadores de Los Avispones.
“Pensaron que eran ayotzinapos y empezaron a balacear a los futbolistas”.
Vega cuestiona la equivocación y luego de conocer que entre los detenidos-desaparecidos estaban estudiantes, reclama.
“Es una pendejada, eso nos va a costar el negocio”, según uno de los mensajes.
Fragmentos de dichos mensajes fueron exhibidos por la PGR durante un encuentro realizado con la CIDH en Bogotá, Colombia. En una audiencia pública realizada el pasado 1 de marzo, el actual fiscal del caso, Alfredo Higuera, dijo que autoridades norteamericanas habían facilitado esas conversaciones y que eran parte de un caso asentado en una Corte de Illinois donde se procesaba a jefes de Guerreros Unidos acusados de introducir droga procedente de Guerrero.
“Con la información más reciente, se cuenta con datos específicos que pueden dar certidumbre para establecer por qué los jóvenes fueron acometidos esa trágica noche”, explicó Higuera a los familiares y abogados de los 43 y la representación de la CIDH de la OEA durante la audiencia en la capital colombiana.
La información, según Higuera, da cuenta “del nivel de involucramiento de mandos e integrantes de la organización criminal que operaba en Iguala y otro municipios y la indudable participación directa de distintas corporaciones, esencialmente municipales, en colusión”.
El 28 de septiembre, dos días después de los hechos, Pablo Vega habla con “Cáncer” tras evaluar la magnitud de los hechos.
Vega refiere: “Sí, así es, ta cabrón, no supieron controlar a la gente. Ta cabrón. Se va a hacer un desmadre”.
Pablo Vega, considerado uno de los jefes principales de Guerreros Unidos en Estados Unidos, es quien hace los comentarios más críticos a sus compañeros sobre lo ocurrido. Varias semanas después, el 18 de octubre, cuando ya han ocurrido varias detenciones en Iguala, Vega comenta con “Spider Woman”: “Mientras no aparezcan los chavos, van a seguir (las detenciones).
Su interlocutor, “Spider”, responde: “Qué fácil es decir donde estén”.