Plumazo: Por Nayar Araiza López

Sayulita, pueblo mágico de la basura mágica

• Infraestructura sin cultura ciudadana, fórmula perfecta del caos ambiental

No es posible tanta incongruencia social. Mientras el gobierno municipal encabezado por Héctor Santana García intenta hacer lo que puede para limpiar el rostro turístico de Sayulita, instalando contenedores nuevos en puntos estratégicos, parte de la ciudadanía insiste en sabotear los esfuerzos lanzando basura como si fuera confeti en carnaval.

Las escenas que dejan los propios habitantes son un verdadero espectáculo del absurdo: bolsas negras apiladas alrededor de los depósitos en lugar de adentro, basura regada en plena vía pública como si el suelo fuera el lugar correcto para disponer residuos, y los contenedores desbordados a centímetros de letreros que claramente indican una nueva área de recolección a tan solo 250 metros.

Resulta indignante y vergonzoso que los recursos invertidos por la administración local para dignificar el espacio público de Sayulita terminen enfrentándose al desinterés ciudadano y a una apatía inexplicable. La falta de responsabilidad social no solo golpea la imagen turística del destino, también compromete la salud de residentes y visitantes, al atraer fauna nociva y multiplicar focos de infección.

Sayulita no requiere más discursos huecos ni promesas de infraestructura que no vengan acompañadas de educación y compromiso ciudadano. La verdadera transformación empieza en cada individuo consciente que decide respetar, cuidar y hacerse responsable de su entorno.
O actuamos como sociedad responsable, o admitimos que nuestra magia consiste solo en transformar paraísos en vertederos.

                                                         
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