La organización México Evalúa asegura que el crecimiento alarmante de este delito ha permitido a los criminales dominar las economías locales en el país
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La extorsión se ha consolidado como una de las actividades económicas más lucrativas para el crimen organizado en México, superando incluso al narcomenudeo y el tráfico de drogas, de acuerdo con Armando Vargas, coordinador de seguridad de México Evalúa, organización dedicada al estudio de políticas públicas de seguridad.
Este fenómeno, caracterizado por el cobro de piso y otras formas de coerción, representa no sólo una amenaza creciente para empresarios de todos los niveles, sino también un desafío para las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia.
De acuerdo con el más reciente estudio realizado por la organización, entre 2018 y 2024 la incidencia de extorsión aumentó más de un 50%. Este aumento coincide con un periodo de recrudecimiento de las disputas territoriales entre grupos delictivos, que han diversificado sus fuentes de financiamiento para sostener sus operaciones y expandir su control.
“Este no es un delito que sea cometido por una o dos personas; es una de las principales actividades económicas del crimen organizado, incluso tal vez más importante que el narcomenudeo y el tráfico de drogas hacia otros países, así de grande el asunto”, aseguró Armando Vargas en una entrevista con Carmen Aristegui para Aristegui Noticias.
Impacto generalizado en todo el país
La extorsión afecta tanto a grandes empresarios como a propietarios de pequeñas y medianas empresas. Desde tortillerías y taquerías hasta fábricas y comercios medianos, ningún sector parece estar exento.
Según el experto, las medianas empresas enfrentan un riesgo elevado de ser blanco de extorsión debido a su posición particular en la estructura económica. Por un lado, carecen de los recursos y las medidas de seguridad sofisticadas con las que cuentan las grandes corporaciones, lo que las hace más accesibles para los grupos criminales. Por otro lado, generan mayores ingresos que las microempresas, que a menudo no representan una ganancia significativa para los delincuentes.
Este equilibrio entre vulnerabilidad y rentabilidad las coloca como objetivos ideales para estos grupos criminales, que buscan maximizar sus ganancias mientras minimizan los riesgos operativos. Por esta razón, las medianas empresas, especialmente en el sector comercial, suelen ser las más afectadas por el cobro de piso y otros tipos de extorsión.
Las entidades más afectadas por este delito coinciden con los territorios de mayor presencia del crimen organizado. Estados como Guanajuato, Estado de México, Colima, Morelos y Guerrero lideran las estadísticas de extorsión, mientras que ciudades como Tijuana y Ciudad Juárez destacan como focos críticos del cobro de piso.
Incluso regiones consideradas anteriormente como “seguras”, como Nuevo León, han experimentado un incremento significativo en este delito, colocándose en el quinto lugar a nivel nacional. La Ciudad de México, aunque no lidera las estadísticas, no está exenta del problema, señaló.
Armando Vargas destacó que, aunque el homicidio doloso es considerado un indicador central de violencia al ser la expresión máxima de la violencia intencional, no refleja completamente las dinámicas del crimen organizado. Explicó que en muchos municipios donde los homicidios son relativamente bajos, los regímenes criminales siguen estando presentes, con delitos como la extorsión y el cobro de piso como sus principales herramientas de control económico y social.
Cifra negra y alta impunidad
Uno de los factores más alarmantes del fenómeno de la extorsión es su elevada cifra negra, que supera el 90%. Esto significa que la gran mayoría de los casos no son denunciados, ya sea por desconfianza hacia las autoridades, miedo a represalias o la percepción de que no se obtendrá justicia. Además, en los pocos casos que llegan a ser denunciados, la impunidad alcanza niveles cercanos al 98%, de acuerdo con México Evalúa.
La percepción de colusión entre las autoridades y el crimen organizado es otro obstáculo significativo. Casos como el reciente “Operativo Enjambre” evidencian que autoridades participan activamente en redes de extorsión, brindándoles protección a los criminales e incluso dinero de las propias arcas del gobierno, situación que profundiza la sensación de indefensión.
Ante la magnitud del problema, expertos y organizaciones como México Evalúa han planteado una serie de medidas urgentes para combatir la extorsión:
- Fortalecimiento de instituciones de justicia y seguridad: Se requiere una profunda profesionalización de policías y ministerios públicos, así como la creación de unidades especializadas para investigar y perseguir este delito.
- Protección efectiva para las víctimas: La implementación de mecanismos de protección inmediata es crucial para evitar represalias. Diversos casos han mostrado cómo personas que denunciaron extorsión fueron asesinadas, lo que refuerza el miedo a denunciar.
- Colaboración con el sector empresarial y la sociedad civil: Los empresarios, especialmente los pequeños y medianos, deben ser incluidos en el diseño de estrategias contra la extorsión, ya que son quienes mejor conocen las dinámicas locales del problema.
Desmantelamiento de redes criminales: Este delito no es cometido por individuos aislados, sino que forma parte de un sistema complejo que debe ser atacado desde sus raíces económicas y estructurales.
El crecimiento de la extorsión en México refleja un cambio en las prioridades y estrategias del crimen organizado. Según Armando Vargas, los grupos criminales han puesto el ojo en otras actividades como el tráfico de migrantes, el control de mercados locales y la explotación directa de las economías legales mediante extorsiones.
“Es completamente anacrónico seguirle llamando ‘narco’ al crimen organizado. Hoy el principal foco está en controlar las economías locales, la explotación de grandes, medianas y pequeñas empresas”, advirtió Vargas.