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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Alrededor de 275 millones de seres humanos consumieron drogas ilícitas en 2016, de los cuales alrededor de 168 mil fallecieron de sobredosis -una tercera parte de ellos eran estadunidenses- y otros 282 mil murieron de infecciones vinculadas con el consumo; en otras palabras, las drogas causaron la muerte de menos de 0.2% de sus usuarios.
De acuerdo con el informe anual de la Organización de las Naciones Unidas contra la Delincuencia y las Drogas (ONUDC), la mariguana encabeza el listado de las drogas más consumidas en el planeta, con 192 millones de usuarios, seguida de los opioides y las anfetaminas –34 millones–, los “éxtasis” –21 millones– y la cocaína –18 millones–.
En su retrato de “un mercado global de las drogas de una magnitud y una complejidad sin precedentes”, la ONUDC estimó que la producción de distintas drogas –como la heroína y la cocaína– creció en el mundo en los últimos años y urgió a los gobiernos a “redoblar esfuerzos” en materia de prevención y tratamiento, pero también de “quitar el estigma” relacionado con el consumo.
La producción de opio se disparó en un 65% entre 2016 y 2017, como consecuencia del incremento descontrolado del cultivo de amapola en Afganistán, un país en guerra desde la invasión estadunidense del 2001, mientras que la producción de cocaína en Colombia creció en un 25% en el mismo lapso.
De acuerdo con el informe, México sigue siendo el principal proveedor de heroína y morfina del continente americano –surte 90% del derivado de la amapola en Estados Unidos– así como de metanfetaminas, pero perdió su posición central en las rutas de trasiego de cocaína, pues la mayor parte de dicha droga pasa ahora a Estados Unidos por mar.
Además, en México se cultivaban 26 mil hectáreas de amapola en 2015; con ello, el país se colocó en el tercer lugar a nivel global, después de Afganistán y Myanmar.
“La expansión de los mercados globales de cocaína y heroína sugiere que habrá un incremento sustancial de las ganancias derivadas del tráfico de drogas y de los flujos financieros ilícitos que lo acompañan”, advirtió el documento, al resaltar la importancia creciente del fentanilo en el tráfico internacional de drogas.
El fentanilo, un opiáceo sintético muy potente que se vende en Estados Unidos como si fuera heroína o mezclado con otras drogas, provocó cerca de 20 mil sobredosis en el vecino país del norte en 2016.
De rebote, el uso creciente del fentanilo provocó una grave crisis económica para los productores de amapola de Guerrero, particularmente en la retirada región de La Montaña, donde el precio del gramo de la goma de opio cayó a menos de cinco pesos, como lo documentó Proceso en abril pasado.
El informe recalcó que muchos países fracasaron en atender la adicción como un tema de salud pública, pues apenas uno de cada seis adictos recibió un tratamiento en 2016 y solamente 79 naciones implementaron programas de distribución de jeringas y de terapias de sustitución de opioides.
Según los datos de la ONUDC, una mayor proporción de hombres que de mujeres suele consumir marihuana, cocaína y opiáceos. En el caso de los varones, el uso empieza a una edad más temprana; sin embargo, una mujer consumidora tiende a sufrir problemas de consumo más rápido que sus pares masculinos y tiene más riesgos de sufrir infecciones.
Los modelos de consumo de drogas también varían según las clases sociales de sus usuarios, especialmente de los jóvenes: mientras los más privilegiados consumen “drogas de antros” como éxtasis, metanfetaminas o cocaína para potenciar sus experiencias recreativas, los jóvenes en situación de calle a menudo inhalan sustancias más baratas, generalmente legales.
Si bien el informe pone el énfasis en la población menor de 25 años, también señala que el consumo de drogas –entre ellos opioides– creció de manera más rápida entre los mayores de 40 años, principalmente en los países occidentales, y que cuatro de cada 10 muertos por sobredosis registrados en 2015 tenía más de 50 años.