¿Qué significa que una persona sea amante de las ardillas según la Psicología?

Las ardillas son animales que simbolizan varias características positivas que pueden reflejarse en la personalidad de un ser humano

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Los animales han coexistido con los seres humanos desde la prehistoria y a través del tiempo comenzaron a relacionarse de distintas formas para sobrevivir hasta llegar a la domesticación y a cuidar animales como mascotas con los que se tiene un fuerte vínculo afectivo.

Según la teoría de la planteada por la paleontóloga Pat Shipman en su último libro, “La conexión animal”, el amor de los humanos hacia los animales surge de la empatía que desarrollaron nuestros ancestros hace millones de años para poder entender el comportamiento y emociones de otras especies para cazar o evitar ser cazados.

Además, de acuerdo a información del sitio Psicólogos Córdoba, la especie humana también desarrolló admiración hacia ciertos animales, los cuales poseen características específicas que inconscientemente representan la personalidad de algunas personas.

La vitalidad y energía son características distintivas de las ardillas. (AP)

Un estudio de la Universidad de California publicado en la revista National Geographic reveló que las ardillas pueden llegar a tener distintas personalidades entre ellas similar a lo que pasa son los humanos, pues algunos ejemplares del mismo entorno reaccionaron de forma diferente a la misma prueba que se les realizó, aún así la gran mayoría de ardillas coincidieron en las siguientes características:

Alegría y Vitalidad: la ardilla es vista como un símbolo de alegría, pasión por la vida y energía debido a su velocidad y personalidad juguetona que tienen estos roedores ya sea en su estado salvaje o domesticadas. Aquellos que se identifican con este animal pueden ser personas que valoran la diversión y buscan mantener un enfoque optimista en la vida.

Sociabilidad: las ardillas son criaturas muy sociales que suelen vivir en grupos. Esto puede indicar que una persona amante de las ardillas tiende a ser extrovertida, disfrutando de la compañía de otros y comunicándose eficazmente. Este rasgo puede facilitar relaciones interpersonales saludables y un entorno social activo.

Previsión y Equilibrio: un aspecto importante del comportamiento de las ardillas es su capacidad para almacenar comida para el futuro, lo que refleja una naturaleza previsora. Esto puede interpretarse como una tendencia a planificar y prepararse para lo que está por venir, buscando un equilibrio en la vida. Una persona que se siente conectada con las ardillas podría ser alguien que intenta mantener un balance entre disfrutar del presente y prepararse para el futuro

De acuerdo a las características reveladas por el estudio las personas que sienten admiración y ternura por las ardillas pueden exhibir rasgos como:

Optimismo: una actitud positiva hacia la vida, similar a la naturaleza juguetona de las ardillas.

Sociabilidad: una inclinación a interactuar con otros y disfrutar de actividades grupales.

Creatividad y Agilidad Mental: la agilidad física de las ardillas puede reflejarse en una mente rápida e ingeniosa, capaz de adaptarse a diferentes situaciones.

Previsión: un enfoque en la planificación y el cuidado del futuro, asegurándose de estar preparados ante eventualidades.

Algunas ardillas suelen vivir en madrigueras (Wikipedia)

De acuerdo a información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) las ardillas son roedores pertenecientes a la familia Sciuridae, que se encuentra ampliamente distribuida por todo el mundo y sólo están ausentes en Australia, Madagascar, las regiones polares, el sur de Sudamérica.

En esta familia se reconocen actualmente 261 especies en el mundo, de las cuales 35 habitan en territorio mexicano incluidas en 7 géneros, y 13 de ellas son endémicas, es decir que no se encuentran en ningún otro país de forma silvestre.

La mayoría de las especies que se encuentran en México son de hábitos terrestres (21 especies) y 14 son arborícolas. Sin embargo, estos extremos no son estrictos; algunas especies construyen sus madrigueras en la tierra y pasan gran parte de su actividad diaria en los árboles.