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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hoy, primer día de clases para la educación básica en el país, la otrora líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, agradeció el apoyo de algunos maestros por su liberación; acusó a otros de traicionar al magisterio y dejó en vilo la posibilidad de regresar a la dirigencia sindical.
“En mi caso, ejerceré mi libertad consciente de mi lealtad y mi lugar siempre ha estado y estará del lado de los maestros y maestras de México y de la defensa de la educación pública”, dijo en su mensaje que dio en el Hotel Presidente Intercontinental de México, en Polanco.
En un salón repleto de seguidores que, durante su intervención, aplaudieron en varias ocasiones, quien fue la mujer más poderosa del país en los sexenios panistas y que salió libre, tras cinco años de cárcel y arresto domiciliario, fue enfática: “La vida continúa, a México le tiene que ir bien”.
Sobre su liberación y la sentencia de inocencia que dictó el magistrado del Primer Tribunal en Materia Penal del Primer Circuito, Miguel Ángel Aguilar López, la maestra Gordillo expuso su imagen, tras las rejas, que circuló en los medios de comunicación y en las redes sociales, durante cinco años.
“Y es producto de la persecución política, de acoso e injusticias. Es el producto de un expediente basado en mentiras y acusaciones falsas para hacerme ver culpable de algo que no cometí. Soy inocente”, señaló y mostró la sentencia judicial para comprobarlo.
“Recuperé mi libertad y la reforma educativa se derrumbó”, sentenció y aseguró que sus años de encierro fueron duros, pero aprendió y, sin duda, dijo, cambió.
“La dura prueba a la que fui sometida también lo fue para mi familia”, añadió.
Sin embargo, aclaró que no sufrió sola, padecieron todos los maestros, aunque lamentó que hayan sido sometidos a una persecución política y mediática que, agregó, “tenía por objeto lacerar sus conquistas laborales y atomizar al gremio”.
También lamentó que hayan responsabilizado al magisterio “de la compleja situación educativa del país”, cuando la mayoría de los maestros hacen “lo mejor que pueden con las herramientas insuficientes que el gobierno les da”, pues “se prefirió gastar en propaganda que invertir en un programa de reactivación escolar”.
Asimismo, lamentó que las actitudes que le atribuyen hayan contribuido a que el magisterio fuera un blanco fácil, “un chivo expiatorio al que se le culpó de todo; pero, sobre todo, lamento que quienes debían defenderlos no lo hicieron y nos traicionaron”.
Sobre el SNTE, añadió que ha vivido una larga y compleja historia, pero nunca se había enfrentado a la autodestrucción como resultado de la abyección. Resaltó que en cada escuela pública se percibe la crisis gremial.
“Fuimos una organización fuerte y auto-determinada. Es preciso recuperar el momento y recuperar su fortaleza con grandeza de espíritu, pero con contundencia, pues estamos obligados, como trabajadores de la educación, a protagonizarlo”, expresó.
Agradeció a quienes se alegran por su liberación: “El tiempo nos dio la razón; nuestra integridad es nuestra fortaleza”.
“Vayamos unidos a esta gran hazaña que México nos exige, por nuestros niños y jóvenes. ¡Arriba nuestros maestros!”, concluyó y, en seguida, los presentes vitorearon: “¡Elba!, ¡Elba!”
Afuera del hotel, unas treinta personas mostraron cartulinas fosforescentes con mensajes contra Elba Esther Gordillo. De manera ordenada, sin demostrar su molestia, cubriendo sus caras tras las cartulinas, se leía en las mismas: “Con unos zapatos tuyos mis hijos comen un año. En tus cirugías plásticas están nuestras cuotas. Fuera Elba Esther. Tu lugar es la cárcel”, entre otros mensajes.
Después del evento que duró menos de media hora, la maestra Gordillo salió del Salón Castillo, habló con algunos maestros, quienes le aplaudieron y la vitorearon cuando se despidió: “¡Elba!, ¡Elba!”.
Luego, la maestra Gordillo regresó al salón, donde sus seguidores habían hecho una larga fila, afuera de la puerta de otro salón más pequeño, para entrar a saludarla y hablar con ella, como en sus mejores tiempos al frente del sindicato magisterial más grande de América Latina, el SNTE, que encabezó desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, quien la apoyó, hasta el primer año del de Enrique Peña Nieto, cuando fue encarcelada.