“Llegaron dos patrullas eran entre 6 y 7 policías entre ellos Job (subdirector operativo de Bahía de Banderas, Nayarit) y me dijeron que se me acusaba de que andaba armado… que me detendrían por órdenes de arriba del presidente municipal… ya en la celda estaba dormido y sentí que me aventaron algo a la cara un trapo como franela, me agarraron de los brazos, me jalaban, iba medio dormido y me dijeron que caminara, me subieron a un vehículo y luego me entregaron a otras personas y me subieron a otro vehículo…”
“Bien gracias a Dios. Afectado, cansado y gracias a Dios estoy con vida y es una bendición” fueron las primeras palabras que Salvador Macías Valdez, expresó ante el juez de control durante la audiencia intermedia de la causa penal 57 /2018, celebrada este viernes 28 de junio 2019, cuando la defensa de Ricardo Guerra, ex director de Seguridad Pública de Bahía de Banderas, señalado como uno de los presuntos responsables del delito de Desaparición Forzada de Persona en agravio de Salvador Macías, le preguntó cómo se sentía (luego de que había sido liberado tras casi un año de cautiverio) esto tras pedir al Juez de Control interrogar tanto a él como a su padre, Álvaro Macías, en torno a los hechos lo que le serviría como medio de prueba para la mejor defensa de su cliente, Ricardo Guerra.
Durante la narración de lo que le sucedió previo a su arresto, así como la privación de su libertad por parte de policías municipales, su cautiverio clandestino casi un año después de su desaparición (30 de junio 2018) y posterior liberación (14 de junio 2019) apenas 14 días antes de que se llevara a cabo esta audiencia intermedia (28 DE JUNIO 2019) en la cual el agente de ministerio público de la Fiscalía de Nayarit, obligado por el resolutivo de un amparo en favor del padre de Salvador Macías, debía formular su acusación con lo investigado hasta en ese momento en contra de los tres únicos detenidos, la defensa de Ricardo Guerra, realizó preguntas intermitentes que buscaban desligar a su cliente de haber participado en la comisión de este grave delito y con ello pedir su liberación condicional, lo cual no se concedió por parte del juez de control porque consideró que el delito persiste en virtud de que la aparición de la víctima no cambiaba las características que presumen la comisión de dicho delito y el riesgo para la víctima persiste, así como por la etapa en que va dicho juicio.
En su narrativa, Salvador Macías, recordó que un día antes de que fuera arrestado, el 28 de junio 2018, habló vía celular con su compadre, Pedro Minjarez, quien se había interesado en comprarle un vehículo por lo que acordaron que se lo llevaría al otro día a su casa en Bucerías. Que cuando llegó, su compadre no estaba, que fue atendido por su hija de nombre Mavli, quien le abrió la puerta, el saludo de beso y abrazo como siempre y tras explicarle el trato que haría con su papá, le dejó la llave del vehículo y se despidió de la misma manera solo que en esta ocasión le dijo que estaba muy guapa, muy bonita y que era muy linda y luego le pidió que olvidara lo que le había dicho.
Minutos después, recuerda que eran como las dos de la tarde, su compadre le llamó por teléfono y con palabras altisonantes lo amenazó “que me cuidara, que si no me iba de Bahía de Banderas, me iba a arrepentir, yo le dije que se calmara, que, que pasaba, pero me siguió insultando, y me colgó” Señaló que también por vía WhatsApp, el trató de mediar con él, que le pedía que dialogaran pero también por esa vía lo amenazó, que luego él trato a través de algunos amigos mutuos a quienes les llamó por teléfono para que mediaran con su compadre, pero este no quiso hablar con él, que mientras esto pasaba se fue a Nuevo Vallarta y se estacionó en el OXXO junto a la pluma de seguridad de donde siguió intentando por whatsApp, calmar a su compadre darle una explicación de lo que él consideraba una ofensa y que fue en ese momento cuando él estaba sentado cerca de su carro que llegaron dos patrullas y una camioneta blanca lobo, que eran como 6 o 7 policías entre ellos Job (subdirector operativo de Seguridad Pública). Que le preguntaron si él era Salvador Macías, que les dijo que sí y que les preguntó que de qué se le acusaba, luego le preguntaron que si era dueño de la camioneta que porque se le acusaba de portación de armas. Que revisaron su camioneta y que no encontraron nada.
Que luego lo subieron a la patrulla y lo llevaron a un centro comercial cerca de Valle Dorado, que ahí le dijeron que su camioneta no traía gasolina y que llamarían una grúa para llevarla al corralón y que sería detenido por órdenes de arriba del presidente municipal y que de ahí lo trasladaron a las celdas municipales en Valle de Banderas, que fue ingresado a la primera celda y que le llamó por celular a su hermano Álvaro para avisarle y que este le dijo que no se preocupara que él iría para allá (cárcel) y que hablaría con Ricardo Guerra.
La defensa de Ricardo Guerra, en este punto de la narración le pidió que describiera la celda, Salvador dijo que era la primera la que está cerca de la entrada frente a los custodios y que el cancel tenía candado.
Que, durante esa tarde, que el calcula llegó a la cárcel como a las 3 de la tarde, no le permitían ver a su familia que porque estaban revisando la plataforma México para ver si tenía registrado algún otro delito. Que más tarde, llegó el licenciado, Apolinar Castillo, que no recuerda la hora porque ya le habían quitado su celular y todas sus pertenencias y que este le informó que él iba a pagar la multa ya que estaba ahí por una falta administrativa y se retiró.
Pero que mas noche llego Marisol Jiménez, de Derechos Humanos, que le tomó datos sobre su detención tras explicarle que los derechos humanos estaban para protegerlo. Que también había ido otro licenciado, Adán Esparza, que platicó con él y que le preguntó que qué había hecho que tenía muy enojado a Pedro Minjarez, que Pedro decía sobre un asunto con su hija y que él le dijo que nada, que era un malentendido y que Pedro lo había amenazado por WhatsApp. Le explico lo que había ocurrido en la casa de Pedro con su hija y que él no consideraba que le había faltado al respeto a su hija que era un malentendido. Que Adán le dijo que no se preocupara que estaban transgrediendo sus derechos.
Que ya más noche entró un MP de Bucerías con un agente de la policía estatal, que le pidió su INE, que no lo traía, por lo que se lo pidió a los custodios y empezó a llenar un formato y que para esa hora se empezó a sentir acosado, que era la primera vez que estaba en la cárcel. Pero que antes de que llegara Marisol Jiménez, llego también el médico legista, que lo revisó y le recetó un medicamento porque traía la presión alta. Que luego de todo eso se quedó agobiado, cansado y asustado porque el MP le dijo que había un procedimiento en su contra, que firmó el formato sin leerlo y se retiraron. Que luego lo metieron a su celda y que se quedó dormido boca abajo.
La defensa de Ricardo Guerra, le preguntó que cuándo había sido la última vez que había visto a los custodios, este le respondió que antes de dormir ya que estaban muy cerca de su celda y que cerraron con candado. Que ya por la madrugada, no sabe la hora “sentí que me aventaron algo a la cara como un trapo o franela, me jalaban, me agarraron de los brazos, estaba medio dormido y me dijeron que caminara” la defensa le preguntó que si supo cuántas personas eran, Salvador respondió que pudieron ser dos o más personas porque lo había jalado de ambos brazos.
Que luego de caminar un poco lo subieron a un vehículo donde iba boca abajo y que este recorrió un corto lapso de tiempo, que detuvo su marcha y luego sintió que lo ayudaron a bajar y que lo entregaron a otras personas y que entró a otro vehículo, que estaba cansado y temía por su vida que se quedó dormido y que luego despertó y el vehículo seguía en movimiento durante un largo lapso de tiempo, que luego el vehículo detuvo su marcha, que lo bajaron y que lo hicieron caminar por largo lapso de tiempo, siempre con el rostro cubierto hasta que llagaron al lugar donde lo tuvieron cautivo durante todo este tiempo.
La defensa de Ricardo Guerra, le pidió que describiera el lugar donde estuvo cautivo. Salvador dijo que era un lugar de madera que tenía una puerta y una ventana igual de madera donde permaneció todo el tiempo. Que había un catre, una almohada y una sábana. Que le quitaron su ropa y le dieron otra con la cual estuvo todo este tiempo que duró su encierro.
Le preguntaron que, qué le daban de comer y cada cuándo. Contestó que le daban galletas, atunes, sardinas y que lo hacían cada dos días o día y medio en promedio. Cuestionado sobre si llego a ver los rostros de las personas, Salvador explicó que no, porque cada que le daban comida le gritaban que bajara la cabeza y no los mirara.
Sobre qué pensamientos tenía durante su encierro, Salvador dijo que cada que le llevaban comida temía por su vida cuando abrían la puerta, que optó por obedecer las instrucciones porque creía que ya no iba a ver a sus hijos y su familia. Que mientras estaba solo pasaban muchas cosas por su mente, que recordaba a sus amigos, cosas bonitas (cuando empezó hablar de esto, su voz se quebró).
Le preguntaron que cómo se aseaba el cuerpo, contestó que se sentía muy sucio que les pedía agua para bañarse, pero no se la daban que hasta que pasaba mucho tiempo (su voz se volvió a quebrar) le daban una cubeta de agua. Que se sentía cansado con miedo y triste. Que adelgazó mucho. Que sus uñas las cortaba con sus dientes. Que su pelo creció y su barba también. Que todos los días eran iguales. Que les pedía tijeras para cortar su barba y que le decían que no, pero que luego con tijeras se la cortaron.
Sobre qué hacía con los residuos de su comida, dijo que las aventaba a una esquina del cuarto y que luego ellos la recogían. Le preguntaron que cómo realizaba sus necesidades fisiológicas, Salvador contestó que lo hacía dentro del cuarto en una esquina (su voz se volvió a quebrar) que él trataba de aguantar lo más que podía y cuando lo hacía los hombres limpiaban el área mientras escuchaba palabras ofensivas contra su persona.
Sobre si en todo este tiempo él había escuchado algo relacionado con su cautiverio, respondió que escuchó que ellos tenían un convenio con el presidente. Le cuestionaron si había escuchado el nombre de ese presidente, dijo que no, que solo dijeron presidente.
Contó que solo una vez salió del cuarto donde lo tenían cautivo, que no vio nada porque lo tenían con una capucha en la cabeza, que ese día lo golpearon en la cara y grabaron un video, que lo golpearon en el estómago, que luego le quitaron la capucha y fue entonces que vio que los sujetos traían ropa militar y capucha como pasamontañas y que luego lo volvieron a encerrar.
Que paso luego más tiempo ahí encerrado hasta el día que lo sacaron de ese cuarto de madera (14 de junio 2019) con capucha en su cabeza, que caminó mucho hasta que lo subieron a un vehículo y que manejaron por mucho tiempo hasta que se detuvieron por un rato como si esperaran algo. Que luego le pusieron cintillo en las muñecas y lo ayudaron a bajar del vehículo “se escucharon truenos como balazos, tenía mucho miedo, me comenzaron a golpear, me quitaron el pasamontañas, me tiraron en el piso boca abajo y me dijeron que no volteara y escuche que dijeron – ¡vámonos! – .” Le preguntaron si en alguna ocasión él había intentado huir, dijo que no, que porque siempre tuvo mucho miedo y temía por su vida.
Le preguntaron si sabía la hora en que lo habían dejado en ese lugar, Salvador respondió que no, que era de noche que solo alcanzó a ver el vehículo y que este era de color blanco. Que luego empezó a caminar descalza por mucho tiempo hacia donde él veía a lo lejos luces, que siguió caminando hasta que llegó a una carretera ya cuando estaba amaneciendo, que por esta carretera él empezó a pedir ayuda, que levantaba sus manos atadas, pero que ningún vehículo se detuvo a auxiliarlo. Que siguió caminando por mucho tiempo más hasta llegar a una llantera donde estaba una señora mayor de edad a quien le pidió ayuda para que le quitara el cintillo de sus muñecas, sus manos ya estaban hinchadas, dijo.
Contó que la señora le habló a su hijo y que este señor con un cuchillo le cortó el cintillo “yo estaba muy asustado, temblando. Otra señora me dijo, al perecer esposa del señor, que me calmara, dijo que me llevarían a la policía, le dije que no, que si había militares y me dijo el señor que sí, que él me llevaría, entonces sacó una moto y en ella me llevo y me dejo una cuadra antes, me pidió disculpa pero que no quería meterse en problemas.
Que cuando llegó al cuartel le pidió auxilio al militar de la entrada, le pidió agua y le preguntaron si estaba tomado, que les dijo que no, que le preguntaron qué, que le había pasado y que de dónde era, que entonces le dijo al militar que quería hablar con su familia y le dijeron que esperara en lo que llegaba su capitán a quien ya le habían avisado “Yo estaba inquieto, no llegaba el capitán, iba saliendo un carro con una pareja fui hacia ellos y pedí a la señora si me hacía una llamada pero lo marcó mal y ya no quiso intentarlo, entonces salí caminando del cuartel y escuche que dijeron que me iba a ir pero no me siguieron, vi otro guacho y le pedí que me hicieran la llamada y me dijo sí, pero rápido porque viene mi Uber, fue cuando le dije a mi papá que estaba vivo que viniera por mí que estaba en cuartel militar de Irapuato, Guanajuato. Regrese al cuartel y ahí me dijeron que no me desesperara, el militar me presto su celular y llame de nuevo a mi papá le dije otra vez “que estaba vivo, que tenía mucho miedo, que vinieran por mí”.
“El capitán me dijo que me tranquilizara, que ahí estaba seguro de que, no me iba a pasar nada, que iba a pedir apoyo a la policía municipal para que me trasladaran a la Fiscalía donde narra los hechos” dijo.
Que ya en la Fiscalía, le tomaron sus datos generales, lo buscaron por Internet en los medios, que ahí vio su foto. Que le quitaron la ropa que traía, que le compraron ropa chica y unas sandalias, que le dieron comida, que le tomaron radiografías, le pusieron inyecciones para desinflamar, que tenía un esguince cervical y le dieron una receta por la debilidad física que presentó y que una psicóloga lo entrevistó.
Le preguntaron que describiera la ropa que traía, dijo que era un pantalón azul de mezclilla y camisa como amarilla con café. Asimismo, que describiera la ropa que traía cuando lo arrestaron dijo que era un short de color amarillo, una camisa a cuadros de colores y zapatos color café con agujetas.
Finalmente le preguntaron quienes había ido por él, dijo que sus padres un primo y la periodista Paty Aguilar, sobre quien escribe, la defensa le preguntó qué porque la periodista los había acompañado, Salvador le dijo que porque sus padres le habían dicho que todo este tiempo ella había estado al tanto de su búsqueda.
Le preguntó también la defensa sobre el trayecto que transitaron para llegar hasta Bahía de Banderas, dijo no saber porque la mayor parte del tiempo venia dormido que empezó a darse cuenta hasta que llegaron a Mascota y luego a Bahía de Banderas y luego a su casa donde, aunque estaba cansado recibió a algunos amigos que le dieron la bienvenida.
Luego de esta narrativa, la defensa dijo al juez de control, Filiberto Flores, que a su consideración después de escuchar a la víctima como medio de prueba de que estaba vivo, las condiciones del caso habían variado motivo por el cual la medida cautelar aplicada su defendido, Ricardo Guerra Sánchez, debía cambiar también por lo que luego de citar artículos diversos sobre las leyes en la materia, solicitó se le diera la libertad condicional y enumeró una serie de comportamientos de Ricardo Guerra, para que este no se acercara a la víctima, que viviría en un domicilio lejano a este para seguir en libertad el proceso.
En su intervención, el agente del ministerio público de la Fiscalía de Nayarit, licenciado, Francisco Borrego, argumentó con sus respectivos artículos de las leyes en la materia, que no procedía tal petición de la defensa en virtud de que todavía hay más personas que participaron y la investigación no se puede cerrar. Que el riesgo persiste para la víctima y la investigación sigue abierta y que hay otros imputados en libertad.
Durante la entrevista al señor, Álvaro Macías Morales, padre de Salvador, la defensa luego de escuchar su versión sobre cómo recibió la llamada de su hijo, así como su viaje a Irapuato Guanajuato, también con preguntas específicas sobre quien lo había acompañado y como se habían regresado a Bahía de Banderas, coincidiendo con lo narrado por su hijo, le preguntó si él había acaso dado el perdón a uno de los inculpados que estaban detenidos, Álvaro contestó que si , le preguntaron que porqué y este le dijo a la defensa que porque él consideraba que ese joven era inocente (ayudante del custodio titular también detenido) ya que apenas tenía tres meses de trabajar en ese puesto y todo indicaba, según las investigaciones, que él nada tuvo que ver con la sustracción de su hijo de la cárcel.
Entonces la defensa le preguntó si estaría dispuesto a darle el perdón al ex director de Seguridad Pública, Ricardo Guerra, la respuesta fue “Si, pero que diga quién ordenó la desaparición de mi hijo”. ya no hubo más preguntas.
Al final, el juez de control, luego de hacer un análisis de las argumentaciones tanto del agente del ministerio público como de la defensa por la solicitud de cambiar la medida de la prisión preventiva de Ricardo Guerra a libertad condicional, concluyó que prevalece la medida cautelar porque las condiciones no han variado. Recordó que incluso hay un resolutivo por amparo donde se confirma la prisión preventiva a Ricardo Guerra y que ya se estaba en la etapa donde hay ya una formulación de acusación por lo que no hay cambio de condiciones y que ya en esta etapa no le compete al juez de control sino a un Tribunal de Enjuiciamiento por lo que no procede liberarlo en esta etapa.