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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Alto al Secuestro reveló que de diciembre de 2012 a julio de 2017 – es decir en 56 meses del gobierno de Enrique Peña Nieto-, la cifra de plagios registrados es de 9 mil 841 en el país, lo que representa un secuestro cada cuatro horas.
En el desglose, según la cifra total, cada mes se reportan 176 plagios, cada semana 41, y seis por día, según la agrupación que dirige Isabel Miranda de Wallace.
En su reporte correspondiente a julio de este año, Alto al Secuestro encontró que los detenidos por este delito disminuyeron 26.8% respecto al mismo mes de 2016, y la cifra de plagios aumentó 0.69% en el mismo periodo de comparación, sumando 145.
Veracruz es el estado que más números de secuestros registró en julio pasado, con 39 víctimas; seguido de Estado de México, con 25, y Tamaulipas, con 11.
La agrupación destacó que de igual manera en julio de 2017 aumentaron los secuestros extorsivos (dónde las víctimas permanecen cautivas por más de 24 horas).
Alto al Secuestro puso énfasis en las fallas del Sistema Penal Acusatorio, y destacó que sólo el 64.14% de los policías han sido capacitados para procesar a los delincuentes y sólo un 60.23% tiene experiencia en cadena de custodia.
Aseguró que se carece del número necesario de Unidades de Medidas Cautelares para analizar el riesgo del procesado y determinar si puede o no llevar en libertad su juicio.
El asesor del organismo, Samuel González, puntualizó en conferencia: “No es solo un asunto federal, hay estados que cumplieron y otros han fallado”, para combatir el secuestro.
Y ejemplificó: “(Javier) Duarte dejó un desastre en todos sentidos en Veracruz. En materia de corrupción, en materia de seguridad e infiltración de la delincuencia organizada en las policías. No quiso resolver el problema. (Posiblemente) se robó el dinero de la seguridad pública, lo gastó mal, no hicieron la capacitación al Sistema Penal Acusatorio”.
Hoy en día “todo mundo puede ser secuestrado, incluso un rico, un pobre, una persona de clase media puede estar sujeta a este fenómeno de esclavitud moderna, donde la persona se convierte en mercancía que se compra y se vende con el objeto de obtener dinero; este delito ha crecido en el entorno de impunidad que estamos viviendo”, dijo González.