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Síndrome de la cabaña: no querer salir de casa

Tras el confinamiento, suben casos de personas a las que dejar su casa les genera taquicardia, depresión…

heraldodemexico.com.mx

Aracelly del Socorro Fernández tiene 84 años y vive en Mérida, Yucatán. Desde la primera advertencia de quedarse en casa por la pandemia del COVID-19 se encerró y no ha salido para nada. El semáforo en su estado ya está en naranja y hay una movilidad de 55 por ciento, pero ella saldrá hasta que haya una vacuna o tratamiento: “Tengo miedo, yo sí tengo miedo y tengo en la mente que tengo que cuidarme”, refirió.

México lleva al menos 22 días en la Nueva Normalidad, y 17 estados están en color naranja, lo que significa que, con ciertas restricciones, ya pueden ampliar sus actividades no esenciales, como asistir a gimnasios, cines y a misa.

En entrevista para Heraldo Media Group, Erika Villavicencio–Ayoub, coordinadora de Psicología Organizacional de la UNAM, especificó que hay un porcentaje bajo de personas que deciden no salir de sus casas por miedo.

A raíz del confinamiento, se está volviendo común el Síndrome de la Cabaña, que la doctora definió como “un conjunto de signos y síntomas que se presentan cuando la persona empieza a presentar miedo de salir de su casa, esto tras estar un tiempo sin tener que hacerlo”.

Esto genera taquicardia, sudoración, depresión, estrés, ansiedad y dificultad para dormir; incluso, en casos graves, dificultad motora, hasta el punto de no poder salir de su cama. Lo anterior ha ido en aumento y se va haciendo más complejo conforme la persona interiorice la existencia del coronavirus, refirió la especialista.

“Ni me asomo, ni cuando tocan”, dice Aracelly, que ha sufrido de insomnio los últimos días por lo que ha empezado a tomar clases de relajación en línea y ha preferido ignorar todo lo que se relacione sobre el coronavirus. En octubre tenía una graduación y ya canceló.

Para los casos de Síndrome de la Cabaña, Villavicencio dijo que lo primero es ser diagnosticado por un especialista y después recurrir a “aproximaciones sucesivas”, por ejemplo, preparar un kit de salida con gel antibacterial, cubrebocas; luego vestirse, salir a tirar basura, y poco a poco hasta que logren subirse al metro o ir a la oficina.

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