Este software espía, diseñado para monitorear de manera sigilosa la actividad en dispositivos móviles de las personas sin su aprobación
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Los celos son una emoción compleja que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera suyo o hacia una relación en la que valora estar incluido. Estos pueden ser desencadenados por la inseguridad, el miedo a la pérdida, la baja autoestima, o experiencias pasadas negativas. Aunque sentir celos es una reacción humana normal, pueden convertirse en un problema cuando son intensos o se manejan de manera poco saludable.
Los celos pueden ser peligrosos por varias razones. Primero, pueden conducir a comportamientos controladores y posesivos, deteriorando las relaciones interpersonales y generando un ambiente de desconfianza y tensión.
Segundo, pueden afectar negativamente la salud mental de la persona que los siente, llevando a estrés, ansiedad, depresión, o incluso problemas de autoestima. Tercero, en casos extremos, los celos intensos pueden motivar actos de violencia o agresión, tanto verbal como física, hacia la persona objeto de los celos o hacia terceros.
Es importante reconocer y abordar los celos de manera saludable, mediante la comunicación abierta, el fortalecimiento de la confianza en uno mismo y en las relaciones, y buscando ayuda profesional si es necesario.
En México, el auge del stalkerware representa un serio desafío para la privacidad y la seguridad digital de sus ciudadanos. Según un reciente estudio de Kaspersky, más de la mitad de la población mexicana, específicamente el 53%, ha sido víctima o tiene sospechas de haber sido objeto de seguimiento digital no consensuado.
Este software espía, diseñado para monitorear de manera sigilosa la actividad en dispositivos móviles de las personas sin su aprobación, se está consolidando como una nueva modalidad de violencia digital entre enamorados y acoso.
El stalkerware se caracteriza por su habilidad para recopilar información sensible como la ubicación, mensajes de texto, fotografías y hasta permite el control remoto de la cámara y el micrófono del dispositivo afectado.
Aunque su instalación requiere de acceso físico al teléfono de la víctima, su disponibilidad subraya la real amenaza que supone para quienes son objeto de acoso por parte de parejas o exparejas. Esta herramienta no solo invade la privacidad, sino que se convierte en un instrumento de control y abuso.
México, ocupando el noveno lugar a nivel mundial en la incidencia de casos de stalkerware, se ubica justo detrás de Brasil en Latinoamérica, demostrando la significativa prevalencia de este problema en el contexto regional. La situación evidencia la urgente necesidad de adoptar medidas preventivas y de concientización sobre el tema.
Para combatir esta forma de abuso digital, existen diversas recomendaciones. Entre ellas, Kaspersky destaca la importancia de mantener el dispositivo móvil asegurado mediante contraseñas complejas y su constante renovación.
Igualmente, es crucial estar alerta a señales indiciarias como el incremento inusual en el uso de datos móviles o la aparición de aplicaciones desconocidas en el equipo, que podrían sugerir la instalación de stalkerware.
En caso de sospechar ser víctima de un seguimiento digital no consentido, es fundamental buscar soporte legal y emocional, y tomar acciones dirigidas a salvaguardar la información personal en línea.
Olimpia Coral, activista detrás de la Ley Olimpia, enfatiza en el stalkerware como una manifestación de violencia digital que compromete no solo la seguridad sino también la privacidad individual. La mayor conciencia y reconocimiento sobre estas prácticas son pasos esenciales hacia una sociedad más segura y respetuosa de los límites digitales.
El informe de Kaspersky también revela una preocupante realidad: una minoría de mexicanos admite haber recurrido a software de espionaje para monitorear a sus parejas. Esta confesión subraya la imperiosa necesidad de fomentar una cultura donde prevalezca el respeto por la privacidad ajena y la comprensión de los riesgos ligados al uso indebido de tecnologías de seguimiento.
Más allá de las cifras y estadísticas, lo que este fenómeno pone de relieve es la urgencia de un cambio social profundo que promueva relaciones interpersonales basadas en la confianza y el respeto mutuo.
Es esencial que el combate contra el stalkerware y otras formas de acoso digital se enfoque tanto en la prevención y educación como en la provisión de recursos y apoyo a las víctimas. En última instancia, la seguridad y la privacidad digital deben ser consideradas derechos fundamentales inalienables, cuya protección es responsabilidad de todos.