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Trabas culturales frenan uso general de la acupuntura en servicios públicos

jornada.unam.mx

Alrededor de 500 sitios en la piel, desde la cabeza hasta los pies, están identificados como canales o vasos de mayor concentración de energía, por donde es posible generar una reacción neuroquímica o neurofisiológica del cerebro, a fin de coadyuvar en el alivio de alguna enfermedad, mejorar su control, así como lograr la curación.

Esto lo hace la acupuntura, método terapéutico con reconocimiento legal y respaldo científico que, aunque es conocido, sólo es utilizado por 10 por ciento de la población.

La acupuntura forma parte de la medicina tradicional china y se ha empleado desde hace más de 2 mil 500 años en los países asiáticos. El conocimiento de sus beneficios data de esa época; sin embargo, apenas hace más de tres lustros científicos en Estados Unidos –donde se creó el Instituto Nacional de Medicina Alternativa– pudieron generar la evidencia de los beneficios de lo que ahora ya se reconoce como procedimiento complementario en el tratamiento de 40 enfermedades, cuando menos.

También se ha identificado que en diversos males, sobre todo de tipo agudo, como la parálisis facial originada por cambios bruscos de temperatura y casi cualquier tipo de dolor, pueden usar la acupuntura como primera indicación terapéutica, aseguró Arturo Gómez Mera, jefe del servicio de acupuntura del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste).

Atienden a 70 pacientes por día

Este es uno de los pocos organismos del sistema nacional de salud que han incluido esta terapia como parte de una atención médica integral. Representa, de hecho, una situación extraordinaria respecto de otras áreas de la medicina tradicional o complementaria, como las parteras o la homeopatía, que aún enfrentan severas restricciones para incorporarse a la prestación formal de servicios en el sector público.

En el Issste, la acupuntura es un área bien establecida, donde los días de consulta se atiende a 70 pacientes, aunque no ha estado exenta de dificultades. Hace algunos años, se otorgaban 120 sesiones, pero la cifra cayó por cuestiones administrativas, explicó Gómez.

Alejandro Almaguer González, director de medicina tradicional y desarrollo intercultural de la Secretaría de Salud (Ssa) entiende bien el tema y sus complicaciones. Aseguró que los derechohabientes demandan servicios complementarios, como la acupuntura, pero en las instituciones públicas, el problema de siempre ha sido la falta de plazas.

No ha habido manera de abrirlas para los profesionales en esta terapia, titulados de licenciatura y/o médicos con especialidad o maestría en esta área, quienes se han formado en el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad Estatal del Valle de Ecatepec, explicó el funcionario.

Después de ocho años de trabajo, tampoco se ha podido concluir el diseño del cuadro básico de insumos de acupuntura. Almaguer señaló que hay una dificultad cultural, pues el Consejo de Salubridad General y sus comités técnicos están integrados por médicos alópatas a quienes se tiene que convencer de que se trata de otro modelo clínico que, de acuerdo con las recomendaciones que desde 1990 ha emitido la Organización Mundial de la Salud (OMS), debe formar parte de una medicina integral, en beneficio de los pacientes.

Los avances se han dado en la formación de recursos humanos con el reconocimiento de los programas de las instituciones académicas mencionadas, así como de cursos y diplomados para el entrenamiento de técnicos que, de acuerdo con la norma, pueden practicar la técnica, siempre que tengan el aval y acompañamiento de un médico especialista.

Almaguer también habló sobre algunos beneficios del método. Aseguró que 70 por ciento de personas con dolor en la espalda, cuya primera opción es la cirugía, al ser tratados con acupuntura dejan de sentirlo y ya no se operan.

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