Reutilizar estos frascos puede ser una solución económica y práctica, pero es fundamental asegurarse de que estén bien limpios para evitar riesgos a la salud
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En muchos hogares es habitual utilizar los frascos de veladoras convertidos en vasos para agua, una alternativa económica y práctica que le permite a estos contenedores continuar su ciclo de vida útil, sin embargo, si no se lleva a cabo correctamente, podría representar un riesgo para la salud.
Aunque en general no hay inconveniente en reutilizar los frascos de velas para beber líquidos, ya que están fabricados con vidrio, un material seguro para el contacto con alimentos y bebidas, hay que tomar en cuenta que primero deben someterse a un proceso adecuado de limpieza.
Usar estos frascos sin asegurarse de que estén bien limpios puede generar peligros invisibles, como la presencia de sustancias tóxicas o residuos químicos en el agua e, incluso, la proliferación de bacterias, aspectos que podrían poner en riesgo la salud. Además, es imprescindible revisar el estado del vaso para prevenir accidentes.
Cuáles son los riesgos de reutilizar los vasos de las veladoras
El uso cotidiano de vasos de veladora puede parecer inofensivo, pero diversos factores relacionados con su limpieza y mantenimiento pueden representar riesgos significativos para la salud y la seguridad.
Uno de los principales peligros radica en la presencia de parafina, una sustancia derivada del petróleo que, aunque generalmente no es tóxica en pequeñas cantidades, puede contener impurezas potencialmente dañinas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, la parafina es una mezcla de hidrocarburos de alto peso molecular que se obtiene del petróleo. Este material, que suele ser sólido, inodoro y de color blanco o ligeramente amarillento, es insoluble en agua y alcohol, pero puede mezclarse con ceras y grasas al calentarse. Aunque la parafina es considerada no tóxica en pequeñas cantidades, su ingestión puede tener efectos secundarios como laxantes. En casos más graves, MedlinePlus advierte que el consumo excesivo de esta sustancia podría causar oclusión intestinal, lo que derivaría en síntomas como dolor abdominal, náuseas, vómitos y estreñimiento.
Además, cuando la parafina se quema, libera compuestos tóxicos como el benceno y el tolueno, ambos clasificados como carcinógenos, por lo que es importante evitar que residuos de cera permanezcan en los vasos, ya que podrían generar olores y sabores indeseados.
Otro de los riesgos asociados al uso de vasos de veladoras mal limpiados es la proliferación de bacterias y moho. Según el periódico Excélsior, los restos de cera y la humedad acumulados pueden convertirse en un ambiente propicio para el crecimiento de microorganismos, por lo que si los recipientes no se limpian o esterilizan adecuadamente, estos contaminantes pueden comprometer la salud de quienes los utilizan.
La acumulación de bacterias no solo se limita a la higiene, ya que puede tener consecuencias más graves, como infecciones o intoxicaciones alimentarias, por lo que es fundamental garantizar una limpieza exhaustiva.
Finalmente, el desgaste del vidrio es otro factor que puede poner en peligro la seguridad de los usuarios. Según la empresa Vidriera Arandina, el vidrio puede soportar altas y bajas temperaturas siempre que estas se distribuyan de manera uniforme en toda su superficie. Sin embargo, cuando las temperaturas no son homogéneas, como en el caso de las veladoras, las fuerzas de dilatación y contracción pueden generar microfisuras que eventualmente provocan grietas y roturas.
El riesgo aumenta si el vidrio contiene inclusiones de sulfuro de níquel, un compuesto que puede reaccionar de manera adversa al calor. Cuanto más caliente esté el vidrio, mayor será la probabilidad de que se rompa de forma espontánea. Además, las altas temperaturas aceleran el envejecimiento del material, lo que incrementa el riesgo de fallos estructurales con el tiempo, incluso si no se observan daños visibles a simple vista.
Cómo limpiar correctamente los vasos de las veladoras
Retirar restos de cera o parafina de recipientes puede ser una tarea complicada si no se cuenta con las herramientas y técnicas adecuadas. Architectural Digest (AD), una reconocida publicación especializada en diseño y estilo de vida, ha compartido métodos prácticos para facilitar este proceso, utilizando materiales comunes y accesibles en cualquier hogar.
De acuerdo con Architectural Digest, uno de los métodos más efectivos consiste en emplear agua caliente. Este procedimiento comienza eliminando manualmente la mayor cantidad de cera posible con un cuchillo o una cuchara. Posteriormente, se debe llenar el vaso con agua hirviendo, dejando un espacio en la parte superior para evitar derrames. El calor del agua derrite la cera, que sube a la superficie.
Una vez que el agua se enfría, se puede retirar la cera flotante con facilidad, y para los residuos que puedan quedar adheridos al vaso, se recomienda rasparlos cuidadosamente y lavar el contenedor con agua y jabón para completar el proceso de limpieza.
Además del método con agua caliente, la publicación sugiere otra técnica conocida como caldera doble. Este procedimiento también comienza retirando manualmente la mayor cantidad de cera posible con un cuchillo o una cuchara de mantequilla. A continuación, se coloca el vaso con cera dentro de una olla o un tazón de metal grande, asegurándose de que la superficie sea resistente al calor.
Para evitar que el vaso se deslice dentro de la olla, se recomienda colocar un trapo de cocina doblado debajo de él. Luego, se vierte agua hirviendo en la olla, rodeando el vaso, pero sin permitir que el agua entre en contacto directo con la parafina; de esta forma el calor del agua ablanda la sustancia, lo que facilita su extracción.