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Nueva York.
Donald Trump está contento con el resultado de su actuación del martes ante el Congreso; comentaristas, medios y sondeos dan altas calificaciones a un discurso de bonita y optimista retórica que disfraza el mismo contenido oscuro de su proyecto político, y que dejó a inmigrantes y sus defensores sin entender nada.
En su discurso Trump empleó dos palabras que no se habían escuchado anteriormente: reforma migratoria. Sin embargo, como en tantos otros rubros que abordó en su discurso de una hora, no ofreció detalles y dejó mucho a la especulación y la interpretación.
Alimentando la confusión sobre el tema, se reportó que horas antes de su discurso, en una reunión a puerta cerrada con conductores de noticieros de televisión, Trump había indicado que estaba abierto a una reforma migratoria integral, con la posibilidad de otorgar la legalización –pero no la ciudadanía– a millones de indocumentados sin fichas criminales, y que entre estos estarían los llamados dreamers, jóvenes que llegaron siendo niños al país con padres indocumentados.
En su discurso ante el Congreso no incluyó lo que había dicho a los periodistas horas antes, pero de nuevo usó la frase reforma migratoria, aunque con una propuesta diferente. Trump declaró que una reforma migratoria real y positiva es posible, siempre y cuando nos enfoquemos sobre las siguientes metas: mejores empleos y salarios para estadunidenses, fortalecer la seguridad de nuestra nación, y restaurar el respeto a nuestras leyes.
Explicó que esa reforma giraría en torno a un nuevo sistema de inmigración legal basado en el mérito, como los que tienen Canadá y Australia.
Pero en el resto del discurso continuó con sus usuales referencias a los inmigrantes indocumentados, declarando que amenazan a nuestras comunidades, deprimen los sueldos, se roban empleos y atacan a ciudadanos inocentes. En ese contexto, reiteró que se seguirá con la construcción de un muro fronterizo, se atenderá a las víctimas de inmigrantes criminales, y festejó que mientras hablaba inmigrantes peligrosos eran expulsados del país.
CNN reportó este miércoles que un alto funcionario del gobierno de Trump admitió que la Casa Blanca engañó a propósito a reporteros el martes asegurando que daría un giro más mesurado sobre inmigración para generar cobertura positiva en los medios antes de su discurso esa noche, y que era un juego de desviación.
El vicepresidente Mike Pence declaró que su gobierno podría apoyar una solución bipartidista sobre una reforma migratoria. Trump “presentó una agenda muy clara sobre poner fin a la inmigración ilegal, habló sobre construir un muro, habló de la seguridad fronteriza, habló sobre nuestros esfuerzos por mejorar la aplicación de la ley en lo interno y de contratar más agentes fronterizos. Después de que todo eso se logre, creo que su frase fue, ‘veremos’”, indicó en el programa de radio conservador Laura Ingraham Show.
Sean Spicer, vocero del presidente, señaló este miércoles que Trump reconoce que una solución integral ha eludido a nuestra nación por mucho tiempo… Si puede obtenerla de manera consistente con sus principios, lo hará.
Con los mensajes cruzados, nadie sabe bien qué sigue. Algunos legisladores, como el senador republicano John McCain, líder de esfuerzos bipartidistas anteriores por promover una reforma integral, dijo que espera que esto abra una puerta para una reforma integral. Pero legisladores antimigrantes, como el republicano Steve King, escucharon otro mensaje que no incluyó nada de una reforma integral, Por si las dudas, King advirtió que la palabra integral es nombre en clave de amnistía y que si el presidente se atreve a continuar por ese camino, violará su promesa de campaña y perderá su base, reportó Ap.
Para críticos como Frank Sharry, de America’s Voice, la propuesta de un sistema basado en el mérito enmascara lo que en verdad es la continuación de la política antimigrante. Esto es un ataque sin precedente contra inmigrantes aquí… Un giro hacia la inmigración basada en el mérito es nombre cifrado de recortes profundos en inmigración legal de familiares.
Mientras tanto, la promesa de Trump de iniciar la construcción del muro fronterizo lo antes posible enfrenta un obstáculo, ya que hasta la fecha sólo se han detectado 20 millones en fondos disponibles para ese esfuerzo multimillonario, reportó Reuters. El costo total de un muro a lo largo de la frontera, según un informe interno, será de 21 mil 600 millones.
Trump no mencionó en su discurso quién pagará el muro; de hecho, jamás mencionó a México.
Teatro populista
Cuarenta días después del arranque de su gobierno, que ha incluido provocaciones y enfrentamientos con el Poder Judicial, las agencias de inteligencia, los medios, países aliados como México y Australia, y ni hablar del liderazgo demócrata, con un caótico proceso de integración de su gobierno y más, Trump intentó el martes ofrecer un giro en la imagen de su administración. Pidió cordura y colaboración bipartidista para lo que declaró como “la renovación del espíritu americano”.
Este miércoles lo más notable no fue el discurso, sino la reacción de varios comentaristas reconocidos e incluso medios como el New York Times y CNN, entre otros –los mismos que repetidamente han sido atacados por nombre y acusados de engañar y ser “enemigos del pueblo por este presidente– elogiaron el cambio de tono y consideraron que ha sido el mejor discurso de la carrera política de Trump, o hasta presidencial. A varios se les pasó comentar el contenido, tan encantados estaban con el tono y la retórica.
La razón del cambio de tono y la invitación a mayor unidad, según algunos analistas, fue en gran parte para reparar el pésimo nivel de apoyo más allá de sus partidarios. Trump registra el nivel más bajo de aprobación de un nuevo presidente en la historia moderna (CBS News lo tiene con 39 por ciento y NBC News con 44). Otros afirman que después de varios enfrentamientos aun con sus propias filas políticas en el Congreso, necesitará consolidar el apoyo de los republicanos a sus propuestas y, por lo tanto, intentó complacer a muchos anoche con su nueva retórica.
Su único tuit de este miércoles fue un muchas gracias, y sus voceros y fuentes dentro de la Casa Blanca informaron que estaba muy agradecido por la recepción positiva de su discurso entre el público y la clase política. Convocó a una reunión con el liderazgo republicano del Congreso para delinear los próximos pasos para implementar su proyecto.
El único problema por ahora es que aunque presentó una agenda política ambiciosa: reformar la reforma de salud, reducción de impuestos y regulaciones, incremento dramático en gasto militar y en infraestructura, el muro fronterizo, entre otras cosas, ofreció pocos detalles de cómo lo implementará, y más importante, cómo lo financiará.
El líder de la minoría demócrata del Senado, Charles Schumer, declaró a medios que el de Trump fue otro más de sus discursos en los que habla como populista, pero sigue gobernando como lo opuesto, desde la extrema derecha.
Mientras tanto, su gobierno sigue integrando a sus directivos: este miércoles el Senado ratificó a Ryan Zinke como secretario del Interior, encargado de administrar tierras y parques federales. Con ello, el Senado ha ratificado a 16 de los 22 puestos de gabinete y de nivel de gabinete.