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El miércoles 13 de diciembre, la tecnológica Uber actualizó su sección legal de términos y condiciones para sus usuarios de América Latina, específicamente para los países de habla hispana.
Entre los puntos que cambiaron en esta actualización en comparación con la de diciembre de 2016 están los siguientes:
-Uber puede exigir nuevos elementos de verificación de identidad, como vinculación de cuenta de Facebook en caso de pagos en efectivo.
-Los términos de pago son más específicos. Uber publicó una tarifa de cargos extra para usuarios en México. Uno de estos cargos es el de objetos perdidos en el vehículo. Si el usuario olvidó un objeto en el auto, lo reportó y el conductor lo entrega satisfactoriamente, Uber cobrará un cargo al usuario que va de los 50 a los 80 pesos en las ciudades donde está la empresa (para La Paz todavía no se determina el cobro).
-El domicilio de la entidad. La empresa está constituida en los Países Bajos, con domicilio social en Mr. Treublaan 7, 1097 DP, Ámsterdam.
Todos los demás apartados en los términos y condiciones se mantienen igual que la actualización de diciembre de 2016, en donde uno de los puntos más relevantes sigue siendo que la empresa no se responsabiliza por la seguridad de los usuarios y la calidad del servicio.
En la sección de ‘Renuncia’ de los términos y condiciones de Uber, la empresa especifica que «no garantiza la calidad, idoneidad, seguridad o habilidad de los terceros proveedores (conductores). Usted acuerda que todo riesgo derivado de su uso de los servicios y cualquier servicio o bien solicitado en relación con aquellos será únicamente suyo».
En pocas palabras, este punto indica que la empresa no se hace responsable de la calidad del servicio de los conductores y de que todo riesgo al que se expongan los usuarios al abordar el vehículo es responsabilidad del pasajero.
Este segmento en específico causa controversia por la tensión en la que se han visto envueltas las compañías de transporte privado en los últimos meses, sobre todo Cabify con el feminicidio de Mara Castillo el pasado mes de septiembre.
A pesar de dicho suceso, el punto donde la compañía se deslinda de responsabilidades no es nuevo en los términos legales de Uber. Desde diciembre de 2016, la tecnológica ya tenía en sus términos y condiciones el mismo apartado, sin siquiera cambiar una sola palabra.
-«Uber no será responsable de cualquier daño, responsabilidad o pérdida que deriven de su uso o dependencia de los servicios, o su incapacidad para acceder o utilizar los servicios».
La compañía no se hace responsable de daños. Y, para la compañía, la palabra ‘daños’ se refiera a «daños indirectos, incidentales, especiales, ejemplares, punitivos o emergentes, incluidos el lucro cesante, la pérdida de datos, la lesión personal o el daño a la propiedad».
Aunque esta clasificación de daños parece ambigua, se puede interpretar que, por ejemplo, en caso de un accidente que no sea culpa del conductor o incluso en incidentes provocados por los conductores, Uber no se hará responsable de las consecuencias.
Un concepto al que se debe poner suma atención es el de ‘daños punitivos’. Se trata de que, cuando una empresa no se apega a la normativa legal con la que se rige y afecta a un consumidor o usuario, debe reponer todas las afectaciones causadas.
En sus términos y condiciones, Uber se deslinda de los daños punitivos cuando debería ser obligación de todas las empresas.
-«Usted reconoce que Uber no presta servicios de transporte o de logística, o funciona como una empresa de transporte y que dichos servicios de transporte y logística se prestan por terceros contratistas independientes que no están empleados por Uber ni por ninguno de sus afiliados».
En este apartado, Uber reconoce que es una empresa tecnológica y que lo único que ellos hacen es prestar su plataforma para que ‘terceros’ trabajen en ella, quienes, como la compañía dice expresamente, no son sus empleados.
-«Apple, Google, Microsoft, BlackBerry y/o sus correspondientes subsidiarias o afiliados internacionales serán terceros beneficiarios en este contrato si usted accede a los servicios utilizando aplicaciones desarrolladas para dispositivos móviles con sistema iOS, Android, Microsoft Windows, respectivamente. Estos terceros beneficiarios no son parte de este contrato y no son responsables de la prestación o apoyo de los servicios de ninguna manera».
En pocas palabras, estas compañías tecnológicas afiliadas con Uber reciben beneficios como un tercero, pues los usuarios descargan la app del servicio de transporte privado bajo su sistema operativo.
Sin embargo, como escribe Uber, estas empresas no forman parte del contrato y por ende no pueden incidir en los servicios de transporte. Lo que queda en el aire es si estas tecnológicas tienen acceso a los datos de los usuarios por ser afiliados.