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Un estado mexicano se convirtió en escenario de las masacres del Cártel Jalisco Nueva Generación

actualidad.rt.com

Desde su fundación, en julio de 2010, el Cártel Jalisco Nueva Generación se ha empecinado en ser la organización criminal más influyente de México, y lo ha logrado a través de enfrentamientos violentos con las fuerzas de seguridad del Gobierno de dicho país, así como con sus enemigos, entre los que destacan Los Zetas y el Cártel de Sinaloa, quienes han visto mermado su poderío tras la captura de sus principales líderes.

Así lo reveló el informe más reciente de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en inglés), en el que detalla que la organización criminal liderada por Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, se ha convertido «rápidamente en uno de los cárteles más sanguinarios y poderosos en ambos lados de la frontera». Y agregó: «En 2016, el número de investigaciones vinculadas a la jerarquía de dicha organización sumaban 26», actualmente son cerca de 46 indagatorias.

De acuerdo con la DEA, los miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación exportan grandes cantidades de metanfetamina desde México a EE.UU. Esto es posible gracias a distintos puntos de cruce destinados por dicha banda en Tijuana, los cuales tienen como ruta final los centros de distribución ubicados en las ciudades de Los Ángeles y San José, en California.

Autoridades liberan carreteras tras una operación militar para capturar a líderes del Cártel Jalisco Nueva Generación, 9 de marzo de 2012. / Alejandro Acosta / Reuters
Expansión criminal
En años recientes, la organización de ‘El Mencho’ se ha infiltrado en estados mexicanos que antes se caracterizaban por tener baja presencia de las bandas del crimen organizado. Tal es el caso de Puebla, donde el Cártel Jalisco Nueva Generación ha diversificado la gama de delitos que, hasta hoy, comete en la región, tales como secuestros, robo de combustible y asaltos a trenes.

De acuerdo con el portal Pagina Negra, la violencia comenzó a repuntar en el estado de Puebla debido a los constantes enfrentamientos entre Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación, en una región conocida como «el triángulo rojo». Dicha demarcación se ubica entre los estados de Veracruz y Puebla, una zona donde se concentra la mayor cantidad de yacimientos petroleros del país.

La guerra por el control de Puebla data del 11 de agosto de 2016, cuando medios locales informaron que miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación descuartizaron a tres miembros de Los Zetas, originarios de la región de Perote. Dichos cuerpos fueron abandonados en el municipio poblano de Tepeyahualco acompañados de una narcomanta, en la cual auguraban su entrada violenta al estado.

Soldados patrullan el perímetro de un edificio de apartamentos durante una operación en Guadalajara, el 6 de septiembre de 2012 / Alejandro Acosta / Reuters
Franquicia criminal
De acuerdo con Ricardo Ravelo, especialista en temas de seguridad en México, el Cártel Jalisco Nueva Generación ha adoptado el ‘modus operandi’ de organizaciones como Los Zetas, es decir, es una franquicia criminal que opera en un estado matriz con sucursales en varios estados de la República y en el extranjero».

Policías federales resguardan una cárcel de Cancún, en México, tras un altercado entre prisioneros.¿Quiénes son y cómo operan Los Zetas, el cártel más sanguinario de México?
En entrevista con RT, el autor del libro ‘El narco en México’ (Grijalbo, 2011) detalló que «el liderazgo de ‘El Mencho’ al frente del cultivo, trasiego y comercialización de drogas en México, solo revela la incompetencia y fracaso del Gobierno respecto a la política prohibicionista contra las drogas, misma que ha provocado un inútil derramamiento de sangre en el país».

Ravelo destacó que el éxito de las organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación «se debe a que diversifican su gama de delitos para subsistir, en caso de una escasez en la rentabilidad de drogas del otro lado de la frontera». Por ello —dice el especialista mexicano— «es imperativo crear una lucha frontal, donde no solo se capturen a los líderes, sino también se combatan las estructuras financieras de los cárteles».

Y añadió: «México está destinado al fracaso en la mal llamada guerra contra las drogas, ya que no ha establecido protocolos de acción para capacitar a las policías, adiestrar a sus mandos para evitar la corrupción de los mismos y, sobre todo, dejar de adoptar políticas que solo benefician a EE.UU. como la reciente Ley de Seguridad Interior, la cual solo pretende militarizar al país».

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