En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer hay mucho trabajo qué hacer para erradicarla
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En México matan a más de 10 mujeres en promedio al día y no sólo adultas, la violencia feminicida se arraiga desde la infancia por el simple hecho de nacer bajo este género. Cifras recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) evidenciaron que en 2021, 41.8 % de las mujeres de 15 años y más manifestó haber vivido alguna situación de violencia en su infancia (es decir antes de cumplir 15 años).
Durante la infancia, alrededor de 12.4 millones de mujeres de 15 años y más (12.6 %) experimentaron violencia sexual. Los principales actos de violencia fueron: “le tocaron sus partes íntimas o la obligaron a tocar las partes íntimas de otra persona sin su consentimiento” (9.5 %), “intentaron forzarla a tener relaciones sexuales” (4.7 %) y “la obligaron a mostrar sus partes íntimas y/ o a mirar las partes íntimas de otra persona” (4.0 %). Nótese que, si bien esos actos fueron los que tuvieron el mayor número de menciones, ello no implica que las mujeres no hubieran experimentado alguna otra situación de violencia de manera simultánea (ver gráfica 6).
Las principales personas agresoras sexuales de las mujeres durante su infancia fueron una o un tío, con 20.8 %, una o un primo, con 17.4 % y un no familiar (vecino, conocido), con 15.8 por ciento. Las personas que menos se mencionaron como agresoras sexuales fueron la o el abuelo, con 3.6 %, otro, con 3.3 % y la madre, con 0.6 %
La exposición a entornos violentos durante los primeros años de vida se ha relacionado no solo con la normalización de la violencia, sino con su reproducción en etapas posteriores. Al respecto, Naciones Unidas menciona que hay una mayor propensión al uso de la violencia contra las parejas y a ejercer maltrato, entre las personas adultas quienes, durante la niñez, fueron testigos de la violencia de sus padres hacia sus madres.
La violencia se debe considerar como “un proceso y no como un evento, ya que es constitutiva de un conjunto de experiencias que con frecuencia no son estáticas ni ocurren solo en una ocasión”.
Al normalizarse o interiorizarse, la violencia que se atestigua o experimenta en las primeras etapas de vida, se puede trasladar y reproducir en otros ámbitos.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) proporciona información sobre la forma como reaccionan las mujeres que experimentaron y/ o atestiguaron violencia durante la infancia ante situaciones de enojo o desacuerdo con sus hijos o hijas, específicamente, si ejercieron violencia física y/ o psicológica.
Así, se estima que, en México, 51.3 % de las mujeres de 15 años y más atestiguó y/ o experimentó algún evento de violencia física y/ o psicológica durante su infancia, 78.2 % de ellas reportó tener hijos o hijas.
De este último grupo, 54.7 % ha insultado y/ o pegado a sus hijos o hijas. Por otro lado, de 48.7 % de mujeres que no atestiguó ni experimentó violencia psicológica y/ o física durante su infancia, 69.6 % tiene hijos o hijas y 24.8 % los o las ha insultado y/ o golpeado. De esta forma, se observa que las mujeres que vivieron violencia en la infancia son quienes ejercen, en mayor medida, violencia en contra de sus hijos o hijas. Lo anterior evidencia un proceso de reproducción de violencia
Mientras que en 2022, de acuerdo con datos de las Fiscalías Generales de Justicia estatales, el delito de violación registró su máximo en el grupo de 10 a 14 años y ocurrió 4.7 veces más en niñas que en niños de esta edad, con 4 197 y 884 casos, respectivamente.
Asimismo el 33.6 % de niñas y adolescentes de 12 a 17 años que usaron internet o celular, entre julio 2021 y agosto 2022, recibió fotos o videos de contenido sexual y a 32.3 % le hicieron insinuaciones o propuestas de ese tipo, frente a 18.2 y 12.0 % de niños y adolescentes hombres.
Desde 1999, la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El objetivo es visibilizar la violencia que padecen las mujeres y niñas en todo el mundo, así como emprender acciones para prevenirla, atenderla y eliminarla.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer definió “violencia contra la mujer” como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
La violencia que enfrentan las mujeres y las niñas se ha considerado como “un problema generalizado y devastador que se empieza a sufrir a edades alarmantemente tempranas”.
Se trata de una situación que se gesta desde las primeras etapas de la vida y que afecta la salud y el bienestar de las niñas que la padecen, aun mucho tiempo después de haber sido violentadas.
La exposición a la violencia desde los primeros años de vida puede convertirse en un fenómeno estructurante, que genere ciclos complejos caracterizados por la tolerancia, normalización e, incluso, la reproducción de la violencia en etapas posteriores.
Por lo anterior, además de estimar la magnitud de la violencia que enfrentan las mujeres adultas, es fundamental conocer las experiencias de violencia y victimización que experimentan las niñas y adolescentes.
No obstante, el camino por recorrer aún es amplio para contar con datos sistematizados y homologados respecto a la violencia que vive este grupo poblacional.
Con la finalidad de aproximar la magnitud de la violencia contra las niñas y adolescentes, en este documento se presenta información sobre las manifestaciones de violencia directa contra esta población a partir de los datos que genera el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en distintos programas de información a cargo de la Dirección General de Estadísticas de Gobierno, Seguridad Pública y Justicia (DGEGSPJ).
VIOLENCIA CONTRA NIÑAS Y ADOLESCENTES
Dada su naturaleza, los registros administrativos solo captan información de las manifestaciones de violencia sobre las que se presenta una denuncia o se solicita algún servicio de atención. Usualmente se trata de manifestaciones de mayor severidad o que tienen consecuencias importantes (violencia física/ sexual con lesiones graves, trata de personas, violencia familiar severa, homicidio y feminicidio, por ejemplo). Los registros administrativos proporcionan una fotografía parcial, pues solo reflejan los delitos denunciados, o bien, las manifestaciones de violencia que vivieron niñas y adolescentes, sobre las cuales intervino alguna autoridad, pero no retratan el total de las situaciones de violencia que ocurren.
En esta sección, se emplea el Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal (CNPJE), 5 que recaba y sistematiza información sobre averiguaciones previas y carpetas de investigación iniciadas en las Fiscalías o Procuradurías Generales de Justicia de las 32 entidades federativas. Asimismo, se incluye el análisis sobre defunciones por homicidio a partir de las estadísticas vitales que publica anualmente el INEGI. 6
CNPJE 2023: CIFRAS DESALENTADORAS
El CNPJE 2023 proporciona información relevante sobre las denuncias e investigaciones de violencia (presuntos delitos) registrados durante 2022. En particular, con respecto a las víctimas, recaba información desagregada por características sociodemográficas, como sexo y edad. Gracias a esta desagregación, es posible identificar los delitos que se cometieron en contra de las niñas y adolescentes (de 0 a 17 años) registrados en las denuncias, querellas, comparecencias, averiguaciones previas y carpetas de investigación de las Fiscalías y Procuradurías Generales de Justicia estatales.
El CNPJE permite hacer un análisis de delitos específicos, como homicidio, feminicidio, lesiones, delitos sexuales, trata de personas y violencia familiar. En la revisión global de datos, se observa una mayor afectación en niñas y adolescentes que en niños y adolescentes varones: se registraron 59 141 delitos con víctimas niñas y adolescentes mujeres (con una tasa de 305.6 delitos por cada 100 mil niñas y adolescentes de 0 a 17 años) y, en el caso de los hombres, se registraron 30 207 delitos (con una tasa de 150.8 delitos por cada 100 mil niños y adolescentes de 0 a 17 años). Lo anterior indica que, para las niñas y mujeres, este conjunto de delitos ocurre con el doble de frecuencia que en niños y hombres (ver gráfica 1).
Respecto a los delitos considerados que atentan contra la vida y la integridad corporal (homicidio, feminicidio y lesiones) de las niñas y adolescentes mujeres de 0 a 17 años, se iniciaron investigaciones por 644 homicidios, 139 feminicidios y 7 342 lesiones. Para niños y adolescentes se registraron 1 898 homicidios y 9 166 lesiones. De manera general, en este conjunto de delitos, tanto los cometidos contra mujeres como contra hombres, se presentó una tendencia creciente con la edad. Las adolescentes de 15 a 17 años fueron, con mayor frecuencia, víctimas de feminicidio (52) con respecto a las niñas y adolescentes de 0 a 14 años.
Una tendencia similar se observó con respecto al delito de homicidios en donde en el grupo de 15 a 17 años también se presenta el mayor número de eventos (279 mujeres y 1 157 hombres), así como en lesiones (3 410 y 4 354 mujeres y hombres, respectivamente).
Lo que destaca con respecto a las tendencias de investigación en delitos de homicidio es una mayor afectación a niños y adolescentes hombres: de los 0 a los 14 años, representa aproximadamente el doble que en mujeres. La diferencia se magnifica de los 15 a 17 años, rango en el que es cuatro veces mayor que en las mujeres. Con respecto a las lesiones, si bien estas también se presentan más en hombres que en mujeres, la diferencia entre ambos incrementa con la edad: de los 0 a 4 años ocurren 140 delitos más en niños y adolescentes (689 delitos) que en niñas y adolescentes (549 delitos). Para las edades de 15 a 17 años, la diferencia es de 944 más delitos con víctimas hombres (4 354 delitos) que mujeres (3 410 delitos).
Ahora bien, la realidad es distinta en los delitos contra la libertad y la seguridad sexual (abuso sexual, acoso y hostigamiento sexual, violación y otros delitos que atentan contra la libertad y la seguridad sexual) y trata de personas. En estos, las mujeres se encuentran, de manera desproporcionada, más vulnerables que los hombres. Al usar los grupos de edad como criterio de comparación, se observa que los casos de abuso sexual se registraron más en los grupos de 5 a 9 años y de 10 a 14 años en hombres, en tanto que en mujeres en las edades de 10 a 14 y 15 a 17 años.
Sin embargo, las diferencias son considerables entre ambos sexos: se registraron 1 188 delitos de abuso sexual con víctimas hombres de 5 a 9 años y 1 215 delitos con víctimas hombres de 10 a 14 años, en comparación con los 3 418 delitos con víctimas mujeres de 5 a 9 años y 7 142 de 10 a 14 años. Asimismo, de 15 a 17 años en hombres fueron 555 víctimas de abuso mientras en mujeres, 4 312 víctimas. En otras palabras, en las mujeres de 5 a 9 años el abuso sexual ocurre casi tres veces más que en los hombres. Por su parte, en el grupo de 10 a 14 años, sucede aproximadamente seis veces más. Asimismo, resalta que en las mujeres de 15 a 17 años se presenta cerca de ocho veces la cifra de los hombres.
El delito de violación registró su máximo en el grupo de 10 a 14 años para ambos sexos: 884 en hombres y 4 197, en mujeres de esta misma edad (4.7 veces más respecto a hombres).
Asimismo, destacan 522 delitos de violación con víctimas hombres de 15 a 17 años frente a 2 819 delitos con víctimas mujeres de la misma edad (5.4 veces más respecto a los niños). En lo que refiere a trata de personas, también se observó un mayor número de delitos con víctimas mujeres (253) que hombres (60).
Finalmente, para los delitos que atentan contra la familia, se presenta violencia familiar. Este delito, conforme al Código Penal Federal, consiste en “actos o conductas de dominio, control o agresión física, psicológica, patrimonial o económica [cometidos] contra alguna persona con la que se encuentre o haya estado unida por vínculo matrimonial, de parentesco por consanguinidad, afinidad o civil, concubinato o una relación de pareja dentro o fuera del domicilio familiar”.
El CNPJE 2023 muestra que, en el caso de los hombres, la violencia familiar es el delito más frecuente (12 662), con víctimas de 0 a 17 años. Se observa un incremento de los 0 a los 14 años y disminuye de manera importante entre los 15 y 17 años. En el caso de las niñas y adolescentes de 0 a 17 años, también es el delito que ocurre con más frecuencia (22 271) y existe un aumento directamente proporcional a la edad de las víctimas: se registraron 2 588 delitos con víctimas niñas de 0 a 4 años y 8 058 con víctimas de 15 a 17 años. Así, la violencia familiar ocurre aproximadamente el doble de veces en las niñas que en niños y se incrementa conforme las mujeres crecen, mientras que en hombres disminuye durante la última etapa de la adolescencia.
Estadísticas de mortalidad: defunciones por homicidio de 0 a 17 años Para esta sección, se analizan los datos de Estadísticas vitales, en especial, el programa de Mortalidad, pues sistematiza la información sobre defunciones por múltiples causas desde 1990 hasta 2022. Se ofrece un comparativo de los años correspondientes a este siglo, es decir, desde 2000 hasta 2022.
Los datos indican cierta estabilidad en la tasa de defunciones por homicidio en niñas de 0 a 17 años entre inicios de siglo y 2007, año en que se observa un incremento sostenido hasta 2012.
La tasa correspondiente pasó de 1.0 homicidio por cada 100 mil habitantes en este grupo de edad, en 2007, a 1.8 homicidios en 2012.
Entre 2014 y 2016 se vuelve a observar un periodo de estabilidad, con una tasa de 1.4 homicidios.
Sin embargo, en 2017 inició un incremento a 1.8 homicidios de niñas de 0 a 17 años por cada 100 mil. En 2021 se registró una leve disminución: se llegó a 1.6 homicidios por cada 100 mil, tasa que se mantuvo en 2022. En el caso de los niños y adolescentes (0 a 17 años), se observa una tendencia similar, aunque de mucho mayor magnitud (ver gráfica 3).
De 2000 a 2022, la distribución por grupos de edad de las defunciones por homicidio de niñas y adolescentes mostró una tendencia clara a lo largo de los años: el mayor porcentaje correspondió a las adolescentes de 15 a 17 años, con excepción de los años 2001, 2002, 2003, 2005 y 2009. En estos años, el grupo de 0 a 4 años registró el mayor porcentaje (34.5, 35.0, 32.4, 32.4 y 36.1 %, respectivamente).
En 2022, el grupo de 15 a 17 años representó 50.2 % del total de defunciones por homicidio de niñas y adolescentes mujeres.
Las defunciones por homicidio de niñas de 0 a 4 años (el segundo grupo con mayor porcentaje) tuvieron su punto más alto en 2009, con 36.1 %, mientras que la cifra más baja fue de 15.6 %, en 2021. Sin embargo, se observa un repunte del porcentaje en 2022: este llegó a 20.8 por ciento.
Por su parte, en 2005 y 2016, las niñas y adolescentes de 10 a 14 años —el tercer grupo etario con mayor proporción de homicidios de niñas y adolescentes— registraron la cifra más alta con 26.3 % del total de homicidios contra niñas de 0 a 17 años. En 2015 hubo menor porcentaje de defunciones por homicidio, con 14.0 % y, en 2022, las defunciones por homicidio de este grupo de edad representaron 18.5 por ciento.
Aunque en ambos sexos el mayor porcentaje corresponde al grupo de 15 a 17 años, y a pesar de que el número de homicidios en niñas y adolescentes es menor, la diferencia en la distribución porcentual por grupos de edad indica que las niñas y adolescentes están expuestas a situaciones de violencia que pueden acabar con su vida. Lo anterior se deriva de los roles socialmente asignados que coloca a las mujeres, desde etapas tempranas, en una situación de desventaja.
La proporción de homicidios de mujeres en los grupos de edad de 0 a 4, 5 a 9 y 10 a 14 años es mayor que la de hombres. En 2022, las defunciones por homicidio de niñas de 0 a 4 años superaron en 14.0 puntos porcentuales al de niños de la misma edad. En el caso del grupo de 5 a 9 años y de 10 a 14, el porcentaje de homicidios de mujeres sobrepasa al de hombres en 6.2 y 5.2 puntos porcentuales, respectivamente. Sin embargo, el porcentaje de homicidios de mujeres de 15 a 17 años resultó 25.4 puntos porcentuales menor al de hombres.
Al analizar la violencia feminicida en el país, ONU-MUJERES identificó que, durante el periodo de 1985 a 2010, los casos de infanticidio fueron mayores en mujeres que en hombres: alcanzaron un peso relativo tres veces mayor en niñas que en niños.
Lo anterior permite identificar que la mayor incidencia en homicidios en contra de niñas y adolescentes no es un fenómeno reciente, sino una problemática de larga data.
Si bien los registros administrativos solo dan cuenta de los actos de violencia que se registran ante las autoridades, constituyen una fuente relevante de datos: son un punto de partida que permite detectar focos de atención urgente para las niñas y adolescentes. Asimismo, dan cuenta del apremio de contar con fuentes de información específicas con criterios homologados para esta población.